La piroplasmosis equina es una grave enfermedad parasitaria que afecta a los caballos y puede tener graves consecuencias para su salud. Causada por parásitos transmitidos por garrapatas, esta enfermedad, aunque no es contagiosa, representa un verdadero reto para los criadores y propietarios de caballos.
¿Cuáles son las causas de esta enfermedad?
La piroplasmosis equina está causada por dos parásitos principales, Theileria equi (T. equi) y Babesia caballi (B. caballi), conocidos comúnmente como piroplasmas. Estos parásitos invaden los glóbulos rojos de los caballos, provocando su explosión. Se transmiten principalmente por la picadura de garrapatas infectadas, en particular Dermacentor reticulatus, Dermacentor marginatus, Rhipicephalus bursa e Hyalomma marginatum. En Francia, estas garrapatas se alimentan de la sangre de los caballos en todas las etapas de su vida y pueden transmitir los parásitos a través de su saliva.
La enfermedad es endémica en muchas regiones, sobre todo en los dos tercios meridionales de Francia, donde el clima y la vegetación favorecen la actividad de las garrapatas. Los caballos pueden seguir siendo portadores de piroplasmas durante largos periodos, incluso después del tratamiento. Las garrapatas también pueden infectarse en su primera comida en un hospedador portador y permanecer infectadas durante el resto de su vida, llegando a vivir hasta cuatro años. Además, la transmisión iatrogénica (a través de material médico contaminado) y la transmisión vertical (de la yegua al feto) son posibles, aunque menos frecuentes.
¿Cuáles son los síntomas de la piroplasmosis equina?
Los síntomas de la piroplasmosis equina varían según la forma de la enfermedad: aguda, subaguda o crónica. Tras un periodo de incubación de 10 días a 3 semanas, los caballos afectados pueden presentar diversos signos clínicos.
Forma aguda
La forma aguda se caracteriza por fiebre, a menudo superior a 40°C, anorexia, fatiga y aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria. Las mucosas pueden estar pálidas, amarillentas o congestionadas con petequias. La orina se vuelve oscura. Es la forma más frecuente y requiere un tratamiento rápido para evitar complicaciones graves.
Forma subaguda
La forma subaguda se presenta con fiebre intermitente, pérdida de peso y, a veces, signos de cólico leve. Aunque es menos grave que la forma aguda, esta forma puede debilitar considerablemente al caballo y requiere atención veterinaria para evitar que el estado del animal empeore.
Forma crónica
La forma crónica se caracteriza por una disminución del apetito, pérdida de condición corporal y reducción del rendimiento. También hay anemia leve y picos intermitentes de hipertermia. Esta forma suele ser más difícil de diagnosticar debido a sus síntomas menos específicos. Es especialmente frecuente en los burros.
Síntomas específicos según el agente infeccioso
Los síntomas específicos varían en función del agente infeccioso. Babesia caballi provoca hipertermia grave, pérdida de apetito, anemia, edema de las extremidades y, a veces, complicaciones renales y cardíacas. En algunos casos, pueden aparecer cólicos y síntomas nerviosos.
Theileria equi, por su parte, provoca fiebre, anemia, ictericia grave y un curso más lento pero potencialmente mortal en 24-48 horas. Las formas latentes son más frecuentes en Theileria equi, donde los parásitos pueden reaparecer cuando fallan las defensas inmunitarias.
Formas latentes y agudas
Las formas latentes se caracterizan por la presencia de parásitos en pequeñas cantidades en el torrente sanguíneo general. Suelen encontrarse en órganos hematopoyéticos como el hígado, el bazo y la médula ósea. En caso de caída de las defensas inmunitarias, el parásito puede reaparecer en el torrente sanguíneo general.
La forma aguda, más rara y frecuente en los potros, es potencialmente mortal. Puede provocar anemia grave, ictericia pronunciada, debilidad extrema y petequias en las mucosas.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la piroplasmosis equina se basa en varios métodos complementarios. Tras una sospecha clínica, el veterinario puede realizar un hemograma para detectar anemia, aunque no es específico de la enfermedad.
La detección del ADN del piroplasma mediante PCR (reacción en cadena de la polimerasa) es una técnica muy sensible. Los laboratorios o las pruebas rápidas realizan este análisis. La serología también analiza la presencia de anticuerpos contra Babesia caballi y Theileria equi. Las técnicas incluyen ELISA, ensayo de inmunofluorescencia indirecta (IFAT) y prueba de fijación del complemento (RFC). Estas pruebas son útiles para diagnosticar formas crónicas y agudas de la enfermedad y detectar portadores crónicos asintomáticos.
Una sola prueba serológica positiva no significa necesariamente infección actual, sino que indica que el organismo ya se ha encontrado con piroplasma. En caso de fiebre de origen desconocido, se recomienda una declaración a la RESPE (Red de Epidemiología y Vigilancia en Patología Equina). Esto cubrirá parte del coste de los análisis y ayudará a mejorar el conocimiento de la enfermedad.
¿Qué tratamientos existen?
La piroplasmosis equina se trata principalmente conimidocarb, actualmente la única molécula antiparasitaria disponible en Francia. El tratamiento consiste en una serie de dos a tres inyecciones intramusculares, espaciadas de 24 a 48 horas, según el tipo de parásito.
El imidocarb es eficaz contra Babesia caballi, pero no tanto contra Theileria equi, que puede provocar recaídas. Puede administrarse tratamiento sintomático, incluidos antiinflamatorios, para combatirla hipertermia y otros síntomas. El seguimiento posterior al tratamiento es esencial, ya que pueden producirse recaídas durante periodos de estrés o fatiga.
En casos deanemia grave, pueden utilizarse productos para estimular la producción de glóbulos rojos. Los burros son especialmente sensibles al imidocarb y requieren dosis adecuadas. A veces, es necesaria una transfusión de sangre.
También puede utilizarseoxitetraciclina, un antibiótico de amplio espectro, especialmente para Theileria equi. Este tratamiento requiere inyecciones intravenosas diarias durante cinco días, pero no elimina completamente el parásito. El caballo debe descansar durante el tratamiento y recibir suplementos de vitaminas y minerales.
¿Cuáles son las alternativas naturales?
Para apoyar el tratamiento de la piroplasmosis equina, varias alternativas naturales refuerzan el sistema inmunitario y favorecen la desintoxicación. Laalcachofa y el desmodium tienen efectos beneficiosos sobre el hígado. El romero y el cardo mari ano también ayudan a desintoxicar el hígado. Asimismo, la fumaria y el rábano negro regulan las funciones biliares y hepáticas.
El grosellero negro y el abedul facilitan la eliminación de los ácidos pesados y los residuos nitrogenados, respectivamente.El fresno y la pilosella eliminan los residuosrenales y evitan la retención de líquidos. Laortiga, rica en minerales y vitaminas, mejora el estado de los caballos anémicos. La espirulina, rica en vitaminas y oligoelementos, aumenta el potencial energético.
¿Cuáles son los medios de prevención?
La prevención de la piroplasmosis equina se basa principalmente en reducir el riesgo de picaduras de garrapatas. Es esencialmantener los pastos eliminando las zonas donde las garrapatas pueden esconderse, como macizos de hojas y matorrales, y despejar los bordes de maleza. También se recomienda limitar el acceso a las zonas boscosas.
La observación regular de los caballos, sobre todo al volver de los paseos y cuando se les acicala, permite eliminar rápidamente las garrapatas con un garrapaticida y desinfectar la zona mordida. El uso de productos acaricidas e insecticidas adecuados, previa consulta con un veterinario, también puede ayudar a prevenir las picaduras de garrapatas.
La limpieza periódica de las zonas donde viven los caballos es crucial. Conviene recortar los setos y desbrozar los prados para reducir la proliferación de garrapatas. Proteger directamente a los caballos eliminando las garrapatas en cuanto sean visibles y utilizando repelentes adecuados es una medida adicional importante.
Aunque no existe vacuna, estas medidas de precaución, aplicadas a lo largo del año, pueden reducir significativamente el riesgo de piroplasmosis en los caballos.