La toxocariasis es una zoonosis verminosa causada por nematodos parásitos, principalmente Toxocara canis en perros y excepcionalmente Toxocara cati en gatos. Esta enfermedad puede afectar a diversos animales y, accidentalmente, al ser humano. La toxocariasis está extendida por todo el mundo y plantea un problema de salud pública, sobre todo para los niños.
¿Qué agente infeccioso es el responsable?
La toxocariasis es una enfermedad causada por nematodos parásitos de la familia Ascarididae, principalmente Toxocara canis en perros y Toxocara cati en gatos. Estos parásitos, a menudo llamados ascáridos, son nematodos de color blanco a rosado.
Los huevos de Toxocara se excretan en las heces de los animales infectados, contaminando el medio ambiente. Estos huevos necesitan entre una y tres semanas en condiciones favorables para embrionarse y volverse infecciosos. Una vez ingeridos por un huésped definitivo, como un perro o un gato, los huevos eclosionan en el intestino, liberando larvas. A continuación, estas larvas penetran en la pared intestinal y migran a través de diversos tejidos del hospedador, como el hígado, los pulmones y otros órganos, antes de regresar al intestino delgado para alcanzar la fase adulta.
La infección en humanos suele producirse por la ingestión de huevos embrionados presentes en suelos contaminados o en verduras mal lavadas. Las larvas eclosionan en el intestino humano y migran a través de varios órganos, pero generalmente no llegan a convertirse en gusanos adultos. Esta migración de las larvas puede causar daños mecánicos y reacciones inflamatorias en los tejidos afectados.
Las larvas de Toxocara pueden permanecer vivas durante varios meses en los tejidos humanos, causando diversos síntomas según los órganos afectados. La toxocariasis es, por tanto, una zoonosis cosmopolita que afecta principalmente a los niños pequeños debido a comportamientos de alto riesgo como la geofagia. La prevalencia es elevada tanto en los países industrializados como en los países en desarrollo.
Los gusanos adultos de Toxocara canis pueden medir hasta 20 cm de longitud. El ciclo vital de estos parásitos es especialmente complejo e incluye fases de migración y enquistamiento en diversos tejidos, lo que explica la diversidad de síntomas observados en los huéspedes infectados.
¿Cómo se manifiesta esta enfermedad en los animales?
La toxocariasis afecta principalmente a los perros y, más raramente, a los gatos. Los animales jóvenes, sobre todo los cachorros, son los más propensos a infestarse de Toxocara canis. Los adultos también pueden infectarse, pero los síntomas suelen ser menos graves.
Los cachorros infestados por Toxocara canis muestran signos clínicos más marcados que los gatitos. Entre los síntomas se incluye la ralentización del crecimiento: los cachorros infestados suelen tener una curva de crecimiento anormal y pueden seguir siendo pequeños para su edad. Son frecuentes los problemas gastrointestinales, como vómitos, diarrea alternada con estreñimiento y distensión abdominal. El pelaje apagado y la astenia (pérdida de vitalidad) son frecuentes en los cachorros infestados. También se producen anomalías del apetito, como pérdida de apetito o aumento del apetito para compensar el déficit nutricional causado por los parásitos.
La transmisión de la toxocariasis en los animales se produce principalmente por vía digestiva, a través de la ingestión de huevos embrionados presentes en los excrementos de cachorros y gatitos. Los huevos se vuelven infecciosos al cabo de una a tres semanas en un entorno favorable. La transmisión también puede producirse por ingestión de órganos animales infestados de larvas enquistadas. Los cachorros suelen contaminarse desde el nacimiento por vía transplacentaria o a través de la lactancia.
Los animales jóvenes que no han sido desparasitados corren un riesgo especial, y los cachorros infestados pueden convertirse en una fuente importante de contaminación ambiental.
Los animales infectados por toxocara pueden presentar diversos síntomas, desde una infestación asintomática hasta signos clínicos graves, sobre todo en casos de alta carga parasitaria. En algunos casos graves, la infestación masiva puede provocar obstrucción intestinal debido a la formación de bolas de gusanos, lo que requiere una intervención veterinaria urgente.
¿Cómo se transmite?
La toxocariasis se transmite principalmente por vía digestiva. Los humanos, sobre todo los niños, se infectan al ingerir huevos embrionados presentes en el suelo o en plantas sucias.
Los métodos de contaminación incluyen la ingestión de huevos embrionados presentes en el suelo contaminado. Estos huevos pueden ingerirse accidentalmente cuando los niños se llevan las manos sucias a la boca después de jugar en areneros o jardines contaminados. Las verduras, sobre todo las ensaladas, cultivadas en tierra contaminada y lavadas insuficientemente, también pueden ser una fuente de contaminación.
La contaminación ocupacional es rara pero posible. Las personas que trabajan en contacto con entornos contaminados por excrementos de perro, como los limpiadores urbanos, jardineros, criadores y veterinarios, también corren riesgo.
Los niños, especialmente los de 2 a 7 años, son los más vulnerables debido a la geofagia (pica) y a que juegan en entornos sucios. Los niños pequeños tienden a explorar su entorno llevándose objetos y las manos a la boca, lo que aumenta el riesgo de ingerir huevos de Toxocara.
Los huevos de Toxocara son extremadamente resistentes y pueden sobrevivir en el suelo durante meses o incluso años, lo que aumenta el riesgo de contaminación continua. Una vez ingeridos, los huevos eclosionan en el intestino del huésped, liberando larvas que migran por diversos órganos. En el ser humano, estas larvas no suelen convertirse en gusanos adultos, pero pueden causar daños importantes al migrar por los tejidos.
Por lo tanto, la transmisión de la toxocariasis es principalmente fecal-oral, y los animales infectados desempeñan un papel clave en la contaminación del medio ambiente. Los cachorros, en particular, son una fuente importante de huevos de Toxocara en el medio ambiente.
¿Cuáles son los síntomas de esta infección en el ser humano?
La toxocariasis humana suele ser asintomática, pero puede dar lugar a diversas manifestaciones clínicas en función de la migración de las larvas y de los órganos afectados. Los síntomas varían en función de la carga parasitaria y de la respuesta inmunitaria del huésped.
Síntomas comunes
Los síntomas alérgicos son frecuentes y pueden parecerse al asma, con episodios de tos, sibilancias y urticaria. Estos síntomas se deben a la respuesta inmunitaria contra las larvas migratorias.
El daño ocular, conocido como toxocariasis ocular, puede causar visión reducida y estrabismo, como resultado de la penetración de una larva en el ojo. Una sola larva puede ser suficiente para desencadenar una reacción inflamatoria local, causando uveítis o coriorretinitis. Los daños oculares pueden provocar la pérdida parcial o total de la visión si no se tratan rápidamente.
Las formas viscerales de toxocariasis, conocidas como larva migrans visceral, afectan principalmente a niños de 2 a 7 años. La larva migrans visceral puede llegar al hígado y los pulmones, causando síntomas como fiebre, tos, hepatomegalia (aumento del tamaño del hígado) y dificultades respiratorias. Estos síntomas son el resultado de la migración de las larvas a través de los tejidos y la consiguiente respuesta inmunitaria.
Formas graves
La toxocariasis neurológica se produce cuando las larvas alcanzan el sistema nervioso central o periférico. Los síntomas pueden incluir fiebre, cefaleas, epilepsia, meningoencefalitis y otras manifestaciones neurológicas graves. Esta forma de la enfermedad es poco frecuente, pero puede tener consecuencias devastadoras.
La larva migrans visceral incluye síntomas como fiebre, anorexia, hepatoesplenomegalia (aumento del tamaño del hígado y el bazo), erupciones cutáneas, neumonía y síntomas asmáticos. Estos síntomas son más frecuentes en niños con antecedentes de geofagia.
La toxocariasis suele ser benigna y asintomática, pero puede dar lugar a complicaciones graves en función de la carga parasitaria y elestado inmunitario del huésped. Las formas graves de la enfermedad, aunque raras, requieren tratamiento médico urgente y especializado. La concienciación sobre los síntomas y la aplicación de medidas preventivas son esenciales para reducir la incidencia y gravedad de esta zoonosis.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
El diagnóstico de la toxocariasis en humanos es complejo debido al polimorfismo de los síntomas y a la ausencia de signos clínicos específicos. Las manifestaciones clínicas varían según los órganos afectados, lo que dificulta el diagnóstico basado únicamente en los síntomas.
Los análisis de sangre suelen ser el primer paso en el diagnóstico de la toxocariasis. La hipereosinofilia, la hiperleucocitosis y los niveles elevados de inmunoglobulina E (IgE) pueden indicar una infección parasitaria, aunque estos hallazgos no son específicos de la toxocariasis. Estas anomalías sanguíneas también pueden observarse en otras infecciones parasitarias o alérgicas.
La serología es esencial para confirmar el diagnóstico de toxocariasis. La detección de anticuerpos anti-Toxocara mediante ensayo inmunoenzimático (ELISA) y la confirmación mediante western blot identifican una infección activa. Sin embargo, la presencia de anticuerpos también puede indicar una exposición pasada y una infección resuelta, lo que puede complicar la interpretación de los resultados.
Las imágenes médicas, como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), pueden revelar lesiones en los órganos afectados, como nódulos en el hígado o infiltrados pulmonares. Estas técnicas de imagen son especialmente útiles para detectar las complicaciones viscerales de la toxocariasis.
En ocasiones puede ser necesario realizar biopsias para confirmar la presencia de larvas en los tejidos, aunque este procedimiento es invasivo y rara vez se realiza. La visualización microscópica directa de larvas en muestras de biopsia o en fluidos corporales como el líquido cefalorraquídeo puede proporcionar una prueba definitiva de la infección. Sin embargo, la probabilidad de obtener tejido que contenga una larva de Toxocara es baja, dependiendo de la carga larvaria y del estadio de la infección.
¿Cuál es el tratamiento adecuado?
El tratamiento de la toxocariasis varía según la forma clínica y la gravedad de los síntomas. Los médicos suelen recetar antihelmínticos para eliminar los parásitos. Suelen utilizar antihelmínticos como elalbendazol (400 mg dos veces al día durante 5 días) y el mebendazol (100 a 200 mg dos veces al día durante 5 días) para tratar la toxocariasis. Estos fármacos matan eficazmente las larvas de Toxocara y reducen la carga parasitaria.
Para reducirla inflamación, sobre todo en casos graves o cuando los síntomas son severos, los médicos administran corticosteroides como la prednisona (20 a 40 mg al día). Los corticosteroides pueden ayudar a controlar las reacciones inmunitarias y aliviar los síntomas alérgicos e inflamatorios asociados a la migración larvaria.
Los antihistamínicos pueden utilizarse para aliviar los síntomas de prurito y erupciones cutáneas. Estos fármacos ayudan a reducir las reacciones alérgicas y mejoran el confort de los pacientes que padecen toxocariasis.
En el caso de la toxocariasis ocular, la experiencia oftalmológica es esencial. Se necesitan corticosteroides locales y orales para reducir la inflamación del ojo. Los especialistas consideran la fotocoagulación con láser y la criocirugía para tratar las larvas en la retina y evitar daños permanentes en la visión.
La profilaxis contra la recontaminación suele ser el mejor tratamiento. La desparasitación periódica de las mascotas y la adopción de prácticas higiénicas rigurosas pueden reducir el riesgo de infección. Las medidas preventivas individuales y colectivas desempeñan un papel crucial en la gestión de la toxocariasis.
¿Qué medidas preventivas existen?
La prevención de la toxocariasis se basa en una serie de medidas destinadas a limitar la contaminación ambiental por huevos de Toxocara y reducir el riesgo de infección en el hombre y los animales. En el caso de los animales, la desparasitación periódica es esencial. Los cachorros deben desparasitarse a partir de las dos semanas de edad, luego cada quince días hasta las ocho semanas y después mensualmente hasta los seis meses. Los perros adultos deben desparasitarse cuatro veces al año. Las madres gestantes y lactantes también deben ser tratadas. Es fundamental recoger sistemáticamente los excrementos después de cada desparasitación para eliminar los huevos antes de que se vuelvan infecciosos.
Para los humanos, lahigiene general es la primera línea de defensa. Es importante restringir la deambulación de los perros en zonas públicas y recoger sistemáticamente sus excrementos. La limpieza diaria de los locales donde se guardan animales es esencial para reducir la contaminación. Los propietarios de perros deben ser conscientes de estas prácticas para proteger su salud y la de quienes les rodean.
Los trabajadores expuestos, como limpiadores urbanos, jardineros, criadores y veterinarios, deben recibir formación sobre los riesgos y las medidas de higiene. Debe disponerse de instalaciones higiénicas, como agua potable, jabón y material de limpieza de un solo uso. Es necesario disponer de taquillas separadas para la ropa de calle y la ropa de trabajo para evitar la contaminación cruzada. También es esencial utilizar guantes para recoger los excrementos y limpiar las instalaciones.
El cumplimiento de las normas de higiene personal es crucial. Es esencial lavarse las manos sistemáticamente con jabón y agua potable después de cualquier contacto con animales, residuos o excrementos animales, y antes de las comidas o los descansos.
Algunos datos epidemiológicos…
La toxocariasis está presente en todo el mundo. Los estudios epidemiológicos muestran que las tasas de prevalencia varían de una región a otra. En las zonas urbanas de los países occidentales, la prevalencia oscila entre el 2% y el 5% en adultos sanos, mientras que en las zonas rurales puede alcanzar entre el 14,2% y el 37%.
En los países tropicales, las tasas de prevalencia alcanzan niveles aún más altos. Por ejemplo, el 63,2% en Bali, el 86% en Santa Lucía y el 92,8% en La Reunión. Estas cifras reflejan la elevada prevalencia de la toxocariasis en regiones donde las condicioneshigiénicas son menos estrictas y los animales domésticos suelen quedar sin desparasitar.
Las encuestas seroepidemiológicas muestran que la toxocariasis humana es una de las helmintiasis más comunes en el mundo. En los países del G8, la seroprevalencia varía de una zona a otra: supera el 35-42% en las zonas rurales, alcanza el 15-20% en las zonas semirurales y se mantiene entre el 2-5% en las zonas urbanas.
En los países en desarrollo, las tasas de seroprevalencia son aún más elevadas. Por ejemplo, el 30% en Nigeria, el 36% en Brasil, el 44,6% en Suazilandia, el 58% en Malasia, el 63,2% en Indonesia, el 81% en Nepal, el 86,8% en las Islas Marshall y el 93% en Reunión. Estos datos muestran una exposición generalizada a la infección por Toxocara canis y Toxocara cati.
Los diferentes métodos utilizados para detectar la infección, como Western blot o ELISA, pueden sesgar el análisis de la seroprevalencia entre los distintos países y estudios. Además, los umbrales de valoración de anticuerpos y la dificultad de relacionar la infección con la enfermedad sintomática también pueden influir en los resultados.