Centrarse en el síndrome metabólico equino (SME)

El síndrome metabólico equino (SME) es una enfermedad cada vez más frecuente en caballos de ocio y deporte, caracterizada por obesidad, resistencia a la insulina y episodios repetidos de laminitis. Comprender las causas, los síntomas, los métodos de diagnóstico y los tratamientos de esta enfermedad es esencial para que propietarios y veterinarios garanticen el bienestar de sus equinos.

¿Cuáles son las causas de esta enfermedad?

El síndrome metabólico equino (SME) se caracteriza clásicamente por episodios repetidos de laminitis en un caballo obeso. En los caballos más viejos, esta enfermedad suele asociarse al síndrome de Cushing. La obesidad es uno de los principales factores de riesgo del SME y es cada vez más frecuente tanto en los caballos de ocio como en los de deporte. Este síndrome es el resultado de una alteración en la producción de insulina y de una distribución anormal de la grasa.

La insulina es una hormona segregada por el páncreas que permite la entrada de glucosa en las células. En los caballos con MHE,la insulina no tiene efecto sobre los receptores de las células, lo que provoca una acumulación de glucosa en la sangre. Algunas razas, como los ponis, los caballos de silla, los pura sangre españoles, los caballos miniatura, los Morgan y los pura sangre árabes, están genéticamente predispuestas, aunque se desconocen los genes responsables.

Los caballos que padecen el síndrome de Cushing también corren mayor riesgo, ya que esta enfermedad favorece una alteración en la producción de insulina. Además, una alimentación demasiado energética, rica en hidratos de carbono, y la falta de ejercicio son factores de riesgo importantes. Los orígenes de esta enfermedad son, por tanto, múltiples, incluyendo la predisposición genética y los factores ambientales.

¿Cuáles son los síntomas del SME?

Los caballos con síndrome metabólico equino (SME) suelen ser obesos o presentar una distribución anormal de la grasa. Pueden observarse depósitos de grasa bajo la piel, sobre todo en la grupa, los hombros, la cincha, la base de la cola, los salabardos y las vainas en los machos y las ubres en las yeguas. Incluso con una gestión adecuada de la dieta y el ejercicio, estos caballos tienden a mantener el sobrepeso.

Otro síntoma clave del SME es la laminitis crónica o aguda. Los signos pueden ser sutiles, pero unos anillos de crecimiento del casco prominentes y una suela convexa son indicadores de laminitis crónica. Los caballos con síndrome de Cushing también muestran a menudo signos de laminitis. Los caballos de edad avanzada con síntomas compatibles deben someterse a un control sistemático para detectar la presencia de ambas enfermedades.

El SME también puede afectar a la reproducción. Las yeguas con sobrepeso pueden tener dificultades para amamantar a sus potros debido al exceso de tejido adiposo en la ubre, que hace que los pezones sean menos accesibles. La obesidad y el SME pueden provocar una estación ovulatoria más larga, periodos más largos entre celos y una fertilidad reducida. Son frecuentes los signos clínicos como la reducción de la fertilidad, los depósitos de grasa localizados o generalizados y los signos de laminitis crónica.

Es importante no confundir el SME con el síndrome de Cushing. Aunque existen similitudes entre ambas afecciones, el hirsutismo es un síntoma distintivo del síndrome de Cushing y no está presente en los caballos con SME.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

El diagnóstico del síndrome metabólico equino ( SME) se basa en la observación de los signos clínicos y en análisis de sangre específicos. Los episodios repetidos de laminitis y obesidad son signos de alerta que llevan al veterinario a sugerir pruebas para confirmar el diagnóstico de SME. Se recomienda un seguimiento clínico regular, sobre todo en las razas de riesgo.

Para diagnosticar el SME, se mide la insulina en la sangre, aunque esta prueba carece de sensibilidad. Si el resultado es negativo, es preferible realizar una prueba dinámica. Existen dos tipos de pruebas dinámicas:

  • se comparan los niveles de insulina y glucosa antes y después de la administración de un alimento dulce,
  • o se comparan los niveles de glucosa antes y después de una inyección de insulina.

En los caballos de más de 10 años o que muestren signos compatibles con el síndrome de Cushing, es esencial realizar también pruebas para detectar la enfermedad. Los signos clínicos y los cambios en los parámetros sanguíneos, como la obesidad con depósitos anormales de grasa, la laminitis, la hiperglucemia y la hiperinsulinemia, son indicadores probables del SME.

En caso de duda, puede realizarse una prueba de tolerancia a la glucosa. Consiste en controlar los niveles de glucosa en sangre y medir los niveles de insulina antes y después de una infusión de glucosa en ayunas. En un caballo normal, los niveles de glucosa en sangre aumentan y vuelven a los valores normales una o dos horas después. En cambio, en un caballo con MHE, los niveles de glucosa en sangre permanecen elevados durante varias horas tras la administración de glucosa.

¿Qué tratamientos existen?

El tratamiento del síndrome metabólico equino ( SME) se centra principalmente en controlar la dieta y aumentar el ejercicio físico. Los caballos con SME deben seguir una dieta baja en carbohidratos. En caso de obesidad, también debe limitarse la ingesta de energía.

Resulta crucialrestringir el acceso a los pastos, ya que la hierba, sobre todo en primavera y otoño, suele ser demasiado rica en carbohidratos solubles. Los propietarios deben evitar los concentrados a base de cereales, melazas y remolacha, que son ricos en carbohidratos solubles. En su lugar, deben alimentar al caballo con heno fibroso de bajo valor energético. Si el caballo tiene una condición corporal normal, pueden aumentar la ingesta de grasa para mantener el nivel calórico de la ración.

Los veterinarios recomiendan encarecidamente el ejercicio a los caballos con MHE, excepto en caso de problemas locomotores relacionados con la laminitis. El ejercicio aumenta el gasto energético y favorece la pérdida de peso, mejorando la sensibilidad del caballo a la insulina. Para los caballos que han estado en reposo durante mucho tiempo, es importante reanudar el ejercicio de forma muy gradual.

Eltratamiento farmacológico puede incluir levotiroxina para promover la pérdida de peso en la laminitis aguda o metformina para la hiperinsulinemia persistente. En caso de síndrome de Cushing asociado, se recomienda la administración diaria de pergolida. El control regular de la condición corporal del caballo y de los niveles de insulina es esencial para evaluar la respuesta al tratamiento.

¿Cuáles son las alternativas naturales?

Algunas plantas medicinales ofrecen soluciones para el tratamiento del síndrome metabólico equino (SME). El árbol casto ( Vitex agnus-castus), el fenogreco (Trigonella foenum-gracum), el olivo (Olea europaea), el ginseng asiático (Panax ginseng) y el jengibre (Zingiber officinale) tienen efectos beneficiosos significativos.

La cúrcuma es conocida por sus propiedades antiobesidad, antioxidantes, antibióticas, antiinflamatorias, digestivas y analgésicas. Ayuda a prevenir la diabetes de tipo 2 y reduce la inflamación. También trata los trastornos digestivos y alivia las enfermedades inflamatorias. Laortiga tiene propiedades astringentes, hemostáticas y diuréticas. También ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre, estimula las funciones hepática y renal y elimina toxinas.

El diente de león se utiliza para mejorar las funciones hepática, biliar y urinaria, reducir la retención de líquidos y aliviar el estreñimiento. El arándano tiene propiedades antidiabéticas, antioxidantes, astringentes y vasoprotectoras. También ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre y protege contra la resistencia a la insulina.

El ginseng siberiano reduce el colesterol, es adaptógeno, antioxidante, inmunoestimulante y antiinflamatorio, y regula los niveles de azúcar en sangre al tiempo que protege el hígado. Plantas como la bardana, el cardo mariano, la rosa mosqueta y la espirulina ofrecen beneficios adicionales. Por ejemplo, ayudan a eliminar toxinas, refuerzan el sistema inmunitario y mejoran la microcirculación.

Estas alternativas naturales pueden combinarse con un tratamiento global de EMS. Sin embargo, no sustituyen a las intervenciones higiénicas y medicinales necesarias. No obstante, pueden potenciar la eficacia de los tratamientos y ofrecer un apoyo adicional.

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