Coriomeningitis: una zoonosis poco conocida de los roedores

La coriomeningitis linfocítica (LCM), también conocida como coriomeningitis vírica, es una enfermedad vírica causada por un virus del género del virus de la coriomeningitis linfocítica (LCMV). Aunque poco frecuente, esta infección puede tener graves consecuencias para la salud humana. La particularidad de la LCM es que suele transmitirse al ser humano a través de roedores infectados. Esto la convierte en una zoonosis, es decir, una enfermedad que puede transmitirse de los animales a las personas.

¿Cuál es el virus responsable de esta enfermedad?

El virus de la coriomeningitis linfocítica, un arenavirus transmitido por roedores, causa la coriomeningitis linfocítica, una enfermedad vírica. Está documentada principalmente en Estados Unidos, aunque se han señalado algunos casos en Francia. Este virus, miembro de la familia Arenaviridae, es sinónimo de LMCV, LMC, meningitis linfocítica benigna o grave y enfermedad de Armstrong.

Morfológicamente, la LMCV se presenta como un virión redondo, oval o pleomórfico, con un diámetro que varía entre 110 y 130 nm. Su genoma consiste en ARN monocatenario en dos segmentos. El virus afecta a una gran variedad de huéspedes, como humanos, ratones, hámsters, cobayas, cerdos, ratas, monos, perros, conejos y pollos. El periodo de incubación se estima entre 8 y 13 días antes de que aparezcan los primeros síntomas meníngeos.

La ribavirina ha demostrado ser eficaz para reducir los síntomas de la infección, mientras que lalejía y otros desinfectantes domésticos comunes pueden inactivar la VCML. También es sensible a los rayos UV y al calor.

Fuera de su huésped, el VCML se inactiva rápidamente a menos que se almacene a -80°C. En el laboratorio, se ha demostrado que el virus conserva su infectividad durante al menos 206 días en solución salina al 0,85% con un 50% de glicerina, a 4-10°C.

El virus de la coriomeningitis linfocítica, como modelo en inmunología y virología, ha permitido importantes avances en nuestra comprensión de diversos aspectos de lainmunidad humana y la patología viral. En particular, su estudio ha arrojado luz sobre ámbitos como la tolerancia inmunológica, la presentación antigénica, la restricción del complejo mayor de histocompatibilidad, el papel de los linfocitos T en la eliminación viral, elagotamiento de los linfocitos T y la memoria inmunitaria.

¿Cómo afecta la enfermedad a los animales?

El virus de la coriomeningitis linfocítica infecta a una gran variedad de especies. Las principales especies que transmiten la enfermedad son el ratón común o ratón gris, así como roedores de laboratorio y domésticos como ratones, hámsters, cobayas, ratas yardillas. Sin embargo, es importante señalar que el virus puede infectar a otras especies, como perros, gatos y rumiantes, sin transmitirse a otros individuos.

La distribución geográfica del virus de la coriomeningitis linfocítica es mundial. Esto significa que puede encontrarse en muchas regiones del mundo. Sin embargo, la frecuencia de casos en roedores domésticos no está bien documentada. Esto dificulta la evaluación del alcance de la infección en esta población.

Los síntomas de la infección por el virus de la coriomeningitis linfocítica varían de un individuo a otro. En muchos casos, la infección puede ser asintomática, lo que significa que el animal infectado no muestra signos clínicos de la enfermedad. Sin embargo, en algunos casos pueden aparecer síntomas nerviosos, como trastornos de la coordinación, convulsiones, parálisis y signos de dificultad respiratoria. En los casos más graves, estos síntomas pueden provocar la muerte rápida del animal infectado.

¿Cómo se transmite este virus?

La infección por coriomeningitis linfocítica en animales se transmite de diversas formas. Cuando la infección se produce en adultos, suele ser transitoria. Sin embargo, si se produce en el útero o alrededor del nacimiento, persiste durante toda la vida del animal. Los animales infectados excretan grandes cantidades del virus en diversas secreciones y excreciones, especialmente en la orina. Por tanto, la contaminación puede producirse por mordedura, contacto con piel o mucosas lesionadas, inhalación de aerosoles o digestión.

En el ser humano, la mayoría de las infecciones por coriomeningitis linfocítica se producen por inhalación de polvo o ingestión de alimentos contaminados con orina, heces u otros fluidos biológicos de ratones o hámsters infectados. La transmisión se produce principalmente por mordedura, contacto con heces o saliva de roedores infectados, inhalación de aerosoles de polvo contaminado durante el contacto estrecho con roedores infectados o, más raramente, por vía digestiva a través del consumo de alimentos o agua contaminados. La enfermedad se considera rara, con casos excepcionales registrados en Francia.

El periodo de incubación es de aproximadamente 8 a 13 días antes de que aparezcan los primeros síntomas meníngeos. No hay pruebas de transmisión entre humanos, a excepción de la transmisión vertical de la madre al feto durante el embarazo y los trasplantes de órganos de donantes infectados.

El principal reservorio del virus es el ratón común, aunque el hámster sirio también puede serlo. El virus se propaga principalmente por contacto con las secreciones o excreciones de roedores contaminados, con una posible presencia en diversos vectores como pulgas, mosquitos, garrapatas y cucarachas, aunque su papel en la transmisión es poco probable.

¿Cómo se manifiesta la coriomeningitis en el ser humano?

El periodo de incubación de la coriomeningitis linfocítica suele ser de 1 a 2 semanas. La mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas o éstos son leves. Sin embargo, en algunos casos, los síntomas pueden aparecer tras 1 ó 2 semanas de infección.

Los síntomas más frecuentes son un cuadro gripal con fiebre, escalofríos, malestar general, debilidad, dolores musculares (sobre todo en la zona lumbar), dolor detrás de los ojos, sensibilidad a la luz, pérdida de apetito, náuseas y mareos. Los dolores de garganta son menos frecuentes.

Tras un periodo de 5 días a 3 semanas, la mayoría de las personas se sienten mejor durante 1 ó 2 días. Sin embargo, en algunas personas, la afección puede volver a deteriorarse, con una reaparición de la fiebre, dolor de cabeza y posiblemente una erupción cutánea. También pueden hincharse las articulaciones de los dedos y las manos. En algunos casos, la infección puede extenderse a las glándulas salivales y los testículos.

En unos pocos individuos puede producirse una infección de las meninges(meningitis), que se manifiesta por rigidez de cuello que dificulta o impide mover la barbilla hacia el pecho. En raras ocasiones, puede desarrollarse una infección cerebral(encefalitis), que provoca síntomas como parálisis u otras disfunciones cerebrales.

En las mujeres embarazadas, la infección puede tener graves consecuencias para el feto, con problemas comohidrocefalia, coriorretinitis y discapacidad intelectual. Las complicaciones pueden incluir visión borrosa, dolor ocular, sensibilidad a la luz e incluso ceguera. Si la infección se produce durante el primer trimestre del embarazo, el feto puede incluso morir.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

La búsqueda de síntomas es crucial para controlar la coriomeningitis linfocítica. El diagnóstico se confirma por diversos medios, como serología,ELISA, RT-PCR, Western blot, tinción inmunohistoquímica, pruebas de neutralización,inmunofluorescencia y cultivo vírico de sangre o líquido cefalorraquídeo. Cabe señalar que no todos estos métodos están disponibles en todos los países. La prueba de fijación del complemento, aunque muy utilizada, se considera actualmente insensible. Ya no se recomienda su uso.

El diagnóstico de la coriomeningitis linfocítica suele implicar una punción lumbar para recoger una muestra de líquido cefalorraquídeo. Este líquido se analiza para detectar la presencia de un virus, utilizando RT-PCR para detectar ARN viral, o serología para detectar anticuerpos contra el virus.

En individuos con síntomas sugestivos de meningitis oinfección cerebral que han estado expuestos a roedores, se sospecha de coriomeningitis linfocítica. Los médicos pueden realizar análisis de sangre para buscar la presencia de anticuerpos dirigidos contra el virus. Esto ayuda a confirmar el diagnóstico.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la coriomeningitis linfocítica se basa principalmente en cuidados de apoyo destinados a aliviar los síntomas y mantener las funciones vitales del paciente. Estos cuidados incluyen el tratamiento de síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y otras manifestaciones clínicas asociadas a la infección. Es esencial ayudar al paciente a superar el periodo agudo de la enfermedad y favorecer su recuperación.

En los casos especialmente graves, como la meningitis o una infección cerebral, suele ser necesaria la hospitalización. Durante la hospitalización, los pacientes pueden recibir tratamiento antivírico, en particular ribavirina, que ha demostrado su eficacia in vitro contra el virus responsable de la coriomeningitis linfocítica. La administración de ribavirina puede ayudar a reducir la carga viral y aliviar los síntomas, ofreciendo así alivio al paciente y favoreciendo una evolución más suave de la enfermedad.

En algunos casos, también puede considerarse la administración de corticosteroides. Los corticosteroides tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a reducir la inflamación asociada a la infección, sobre todo en los casos en que surgen complicaciones inflamatorias, como la meningitis.

El tratamiento de la coriomeningitis linfocítica se basa en un enfoque multidisciplinar diseñado para aliviar los síntomas, limitar las complicaciones y promover la recuperación del paciente. Esto incluye cuidados de apoyo, una estrecha vigilancia de los síntomas y, en algunos casos, la administración de fármacos específicos como ribavirina y corticosteroides.

¿Qué se puede hacer para prevenir la enfermedad?

Recomendamos abastecerse de animales procedentes de granjas en las que se realicen periódicamente pruebas de detección de la infección por coriomeningitis linfocítica. También es importante evitar cualquier contacto directo o indirecto entre roedores de granja y roedores salvajes, especialmente ratones.

Por lo que respecta a lahigiene general de la explotación, es esencial controlar la presencia de roedores evitando atraerlos con depósitos de alimentos o locales desordenados, y llevando a cabo una desratización periódica. También es esencial limitar la exposición al polvo al limpiar los locales, ventilándolos y utilizando una aspiradora, y limpiar y desinfectar regularmente los locales, el material y las jaulas.

Los trabajadores deben ser informados de los riesgos asociados a la coriomeningitis linfocítica y de las medidas preventivas colectivas e individuales que deben adoptarse. Esto incluye la manipulación y contención de roedores, para lo que deben proporcionarse los recursos adecuados, como agua potable, jabón y equipos de protección individual. Además, en caso de enfermedad animal, es imperativo identificar la fuente de contaminación, reforzar las medidas de higiene y desinfección y reducir las posibles fuentes de contaminación.

Para prevenir la infección, ventile los espacios cerrados donde haya habido ratones antes de limpiarlos. Humedezca las superficies con una solución de lejía al 10% antes de barrer o limpiar. Evite levantar polvo y selle las aberturas por las que puedan entrar roedores en las viviendas. Guarde los alimentos en recipientes inaccesibles para los roedores. Por último, elimine los posibles lugares de anidamiento alrededor de las casas.

¿Cuál es la situación de la coriomeningitis?

La coriomeningitis linfocítica, aunque está presente en los animales, no se considera una enfermedad ampliamente contagiosa. A diferencia de otras enfermedades animales altamente infecciosas, no suele transmitirse de forma significativa de un animal a otro. Sin embargo, su prevalencia e impacto pueden variar en función de las poblaciones animales, las prácticas ganaderas y las condiciones ambientales.

Aunque la coriomeningitis linfocítica puede afectar al ser humano, no es una enfermedad de declaración obligatoria. Esto significa que los casos de la enfermedad no se notifican sistemáticamente a las autoridades de salud pública. Sin embargo, la vigilancia periódica y la gestión adecuada de los casos detectados son esenciales para evaluar y contener cualquier riesgo potencial para la salud pública.

En la actualidad, la coriomeningitis linfocítica no figura en los cuadros oficiales de enfermedades profesionales. Esto significa que no existe un reconocimiento oficial de que esta enfermedad esté directamente relacionada con actividades profesionales específicas. Sin embargo, esto no significa que las personas expuestas a esta enfermedad en el curso de su trabajo no puedan beneficiarse de protección y medidas específicas.

El virus responsable de la coriomeningitis linfocítica se clasifica en grupos de peligro según su virulencia y potencial infeccioso. Las cepas neurotrópicas, que tienden a infectar el sistema nervioso, se clasifican en el grupo de peligro 3. Esto indica un alto riesgo para la salud humana en caso de exposición. Las demás cepas, aunque menos peligrosas, se clasifican en el grupo de peligro 2. Esto sigue poniendo de manifiesto la necesidad de tomar las precauciones adecuadas al manipularlas y estudiarlas, de acuerdo con la normativa vigente.

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