Enfermedad de Borna en caballos: una encefalitis poco frecuente

La enfermedad de Borna, o encefalitis de Borna, es una enfermedad vírica neurotrópica rara pero potencialmente mortal que afecta principalmente a caballos y ovejas. El virus de Borna (BoDV-1) provoca una grave inflamación del cerebro y la médula espinal. Los caballos infectados manifiestan diversos síntomas neurológicos que suelen confundirse con otras enfermedades equinas, lo que complica el diagnóstico.

¿Qué causa esta enfermedad?

La enfermedad de Borna aparece esporádicamente, sobre todo en el sur de Alemania, y afecta principalmente a los caballos. Este virus de ARN envolvente, negativo, monocatenario y no segmentado se conoce desde hace tiempo, pero su prevalencia, mecanismos de transmisión e impacto en la salud siguen siendo poco conocidos. A diferencia de la mayoría de los virus ARN, el genoma del BoDV es excepcionalmente estable a lo largo del tiempo y en diferentes especies animales.

El BoDV se caracteriza por un marcado neurotropismo, replicación no citolítica y persistencia en el sistema nervioso central (SNC ). También puede replicarse en el sistema nervioso periférico, las células sanguíneas, el timo y la médula ósea. Descrita por primera vez en caballos y ovejas en 1895, la enfermedad de Borna también puede afectar a otras especies, como rumiantes, carnívoros domésticos y salvajes, e incluso primates.

La musaraña bicolor (Crocidura leucodon) es el principal reservorio del virus. El virus se replica en muchos de los tejidos de este animal y se excreta en la saliva, la orina, la piel, las lágrimas y las heces, sin causar síntomas aparentes. Aunque la enfermedad se encuentra principalmente en Europa Central, también se producen infecciones en Norteamérica, Japón, Irán e Israel. Sin embargo, la distribución geográfica exacta de la enfermedad sigue siendo incierta.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Borna?

En los caballos, una pequeña proporción de animales infectados muestra signos clínicos. El periodo de incubación varía entre dos semanas y tres meses. La fase inicial de la enfermedad se caracteriza por signos inespecíficos comohipertermia, anorexia, cólicos y estreñimiento.

Durante la fase aguda, los signos neurológicos varían e incluyen posturas anormales (miembros cruzados), déficits propioceptivos, movimientos repetitivos, rechinar de dientes, dar vueltas en círculos, rigidez de nuca, nistagmo (oscilación rítmica involuntaria de los ojos), estrabismo y miosis (contracción de la pupila). Estos síntomas suelen ir acompañados de reacciones anormales a estímulos externos, comohiperexcitabilidad,agresividad, letargo, somnolencia o estupor.

En la fase final, puede producirse parálisis, seguida de convulsiones a menudo asociadas a movimientos de “empuje de la pared” debidos al aumento de la presión del líquido cefalorraquídeo causado por la inflamación. Esta fase también puede manifestarse en decúbito (tumbado) con pedaleo y convulsiones que preceden a la muerte. La enfermedad clínica suele durar de una a tres semanas, con tasas de mortalidad que alcanzan el 80-100%.

Algunos animales sobreviven a la fase aguda y desarrollan una forma crónica de la enfermedad unas semanas más tarde. Estos animales pueden experimentar episodios recurrentes de depresión, apatía, somnolencia y comportamiento temeroso durante toda su vida. Los caballos infectados con niveles bajos de BoDV pueden desarrollar trastornos crónicos del comportamiento. Los veterinarios pueden aislar el virus infeccioso de un caballo en la fase crónica de la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

El diagnóstico de la enfermedad de Borna se basa en varios métodos, cada uno con sus propias limitaciones. Ningún método es suficiente para establecer un diagnóstico definitivo.

El diagnóstico clínico se basa en la observación de diversos signos clínicos inespecíficos. El diagnóstico serológico implica el análisis de anticuerpos en sangre y/o líquido cefalorraquídeo (LCR) mediante técnicas como Western blot, ELISA o inmunofluorescencia indirecta (IFI). Sin embargo, los niveles de anticuerpos suelen ser muy bajos, especialmente en los casos subagudos o crónicos.

El diagnóstico histopatológico puede revelar diversos grados de encefalitis e inclusiones específicas de BoDV en las neuronas. La sensibilidad de esta técnica puede mejorarse mediante inmunohistoquímica, que permite visualizar los principales antígenos del BoDV utilizando anticuerpos monoclonales o policlonales.

El aislamiento viral puede utilizarse para el diagnóstico virológico, aunque este método no es concluyente debido al bajo número de partículas infecciosas producidas. La RT-PCR anidada es una técnica más fiable, que permite la detección del genoma del BoDV al aumentar tanto la especificidad como la tasa de amplificación en la búsqueda de fragmentos de material genético.

¿Qué tratamientos existen?

Actualmente no existe ningún tratamiento específico ni profilaxis (medidas preventivas) para la enfermedad de Borna. Se están realizando estudios preliminares sobre una posible vacuna. La prevención de la infección mediante la vacunación parece ser el enfoque preferido, en lugar del tratamiento una vezestablecida la infección. Sin embargo, ni la vacunación con virus inactivados ni la transferencia pasiva de inmunidad humoral han dado resultados prometedores en ratas.

Los investigadores han realizado ensayos de tratamiento con diversas moléculas. La amantadina mostró cierta eficacia in vitro e in vivo en un paciente psiquiátrico humano, pero otros equipos no han confirmado estos resultados. En Alemania, los veterinarios administran a veces este tratamiento a caballos que padecen la enfermedad de Borna aguda, aunque su eficacia no está reconocida.

Otras moléculas antivirales, como la ribavirina, pueden actuar sobre la glicoproteína de la envoltura del virus o interferir en su replicación, pero suelen ser muy tóxicas en humanos. Un inhibidor de la ADN polimerasa, AraC (arabinofuranosilcitosina), ha dado resultados prometedores en la inhibición de la replicación del virus in vitro y la prevención de la infección persistente en ratas.

La filtración del líquido cefalorraquídeo podría contribuir a reducir los componentes solubles y celulares presentes en el SNC. Aunque su eficacia real está por determinar, este método se ha aplicado en seres humanos a pacientes que padecían el síndrome de Guillain-Barré y a un caso de esquizofrenia considerado una forma subclínica de la enfermedad de Borna.

¿Cuáles son las alternativas naturales?

La falta de investigaciones en profundidad limita las alternativas naturales para tratar la enfermedad de Borna. Sin embargo, se pueden contemplar ciertos enfoques para reforzar el sistema inmunitario de los animales y ayudarles a combatir la infección.

El uso de plantas medicinales con propiedades antivirales e inmunoestimulantes puede ser beneficioso.La equinácea, por ejemplo, es conocida por estimular el sistema inmunitario y puede ayudar a reducir la gravedad de las infecciones víricas. Del mismo modo, el ajo tiene propiedades antivirales y antimicrobianas que podrían ofrecer cierta protección contra el BoDV.

Los complementos alimenticios ricos en vitaminas y minerales, como la vitamina C, la vitamina E y el zinc, también pueden estimular el sistema inmunitario y mejorar la resistencia a las infecciones. La administración regular de probióticos también puede promover una flora intestinal sana, esencial para un sistema inmunitario robusto.

Los aceites esenciales con propiedades antivirales, como el aceite de árbol de té oel aceite de ravintsara, pueden difundirse en los establos para reducir la carga viral ambiental. Sin embargo, hay que utilizar los aceites esenciales con cuidado para evitar cualquier toxicidad para los animales.

¿Cuáles son los medios de prevención?

La prevención de la enfermedad de Borna se basa principalmente en medidas higiénicas rigurosas y en la reducción de los factores de riesgo. Aunque la transmisión de animales a humanos es controvertida, es importante tomar precauciones para minimizar el riesgo de infección.

Asegúrese de que los establos y las zonas de pastoreo estén limpios y bien ventilados. Evitar el contacto directo con animales enfermos o que presenten síntomas de la enfermedad. Poner en cuarentena a los animales nuevos antes de introducirlos en un rebaño puede ayudar a prevenir la propagación del virus.

Es fundamental controlar regularmente la salud de los animales y consultar al veterinario en caso de síntomas sospechosos. El cribado regular mediante métodos serológicos o PCR puede ayudar a detectar infecciones asintomáticas y tomar las medidas adecuadas.

Evite estresar a los animales asegurándose de que su entorno y su dieta se gestionan adecuadamente. El estrés puede debilitar el sistema inmunitario y hacer que los animales sean más susceptibles a las infecciones víricas.

Aunque se están realizando estudios para desarrollar una vacuna eficaz contra el virus de la fiebre aftosa, actualmente no existe ninguna profilaxis validada. Es esencial seguir investigando en este campo para mejorar las estrategias de prevención y tratamiento de la enfermedad de Borna.

Deja un comentario