El enfisema en caballos, también conocido como “brote”, es una enfermedad respiratoria crónica que compromete seriamente la capacidad del animal para exhalar aire de sus pulmones. Esta afección, similar al asma en los humanos, puede afectar gravemente a la calidad de vida y el rendimiento del caballo.
¿Cuáles son las causas de esta enfermedad?
El enfisema, conocido científicamente como enfermedad obstructiva profunda de las vías respiratorias, se debe principalmente a una inflamación crónica de los pulmones. Esta inflamación suele desencadenarse por la hipersensibilidad al polvo y al moho presentes en el heno y la paja. Cuando se inhalan estos irritantes, el caballo desarrolla una reacción alérgica en las vías respiratorias. Esta reacción desencadena la liberación de mediadores químicos y celulares, lo que provoca un engrosamiento de la mucosa respiratoria y una producción excesiva de mucosidad.
El moco, aunque es esencial para proteger las vías respiratorias, se acumula en exceso y resulta difícil de eliminar, lo que contribuye a la obstrucción de las vías respiratorias. La contracción espasmódica de los bronquios, o broncoespasmo, reduce aún más el espacio para que circule el aire. A largo plazo, esta inflamación crónica puede desembocar en fibrosis pulmonar, que vuelve rígidos los pulmones y provoca daños irreversibles. Es importante señalar que esta enfermedad es crónica e incurable, por lo que requiere un tratamiento continuo para aliviar los síntomas.
Los factores ambientales también desempeñan un papel crucial en el desarrollo del enfisema. Los caballos que viven en establos polvorientos y mal ventilados corren especial riesgo. Además, la alergia al polen puede agravar los síntomas, sobre todo en primavera. En algunos casos, una predisposición genética puede hacer que determinados caballos sean más propensos a desarrollar esta enfermedad. En resumen, elenfisema en los caballos es el resultado de una compleja combinación de factores alérgicos y ambientales.
¿Cuáles son los síntomas del enfisema?
El enfisema en los caballos se manifiesta a través de una serie de síntomas respiratorios distintos, generalmente observados en caballos de más de siete años de edad. El primer signo notable es la disnea espiratoria, una dificultad para exhalar el aire de los pulmones, a menudo acompañada de una tos de gravedad variable. Esta tos puede ser productiva, es decir, puede liberar moco o flema.
Los caballos afectados suelen presentar taquipnea, aumento de la frecuencia respiratoria y dilatación de las fosas nasales para facilitar la respiración. Uno de los signos característicos del enfisema es la línea de empuje, visible cuando el caballo contrae los músculos abdominales para expulsar el aire de los pulmones. Este fenómeno suele observarse durante el esfuerzo físico o incluso en reposo en los casos graves.
Otro síntoma frecuente es laintolerancia al esfuerzo, ya que al caballo le cuesta recuperarse tras el ejercicio y a menudo se niega a permanecer a gran velocidad. También son frecuentes las secreciones de las fosas nasales, conocidas como “jetage”, que indican una producción excesiva de mucosidad.
Por último, en los caballos con enfisema no tratado puede observarse una emaciación progresiva. La energía extra necesaria para respirar quema más calorías, lo que se traduce en una notable pérdida de peso. Los síntomas varían en intensidad, pero las condiciones ambientales adversas, como los establos polvorientos, suelen exacerbarlos.
¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?
El diagnóstico del enfisema en caballos comienza con un examen clínico completo realizado por un veterinario. El veterinario comprobará la temperatura y elestado general del caballo, centrándose especialmente en el sistema respiratorio. La inspección de las fosas nasales en busca de secreciones es un paso crucial. A continuación, el veterinario observará la respiración del caballo para identificar cualquier expansión forzada o aceleración de la frecuencia respiratoria. La auscultación de la zona torácica puede detectar cambios en los sonidos pulmonares, un signo de posible obstrucción.
Pueden ser necesarias pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico. La fibroscopia, por ejemplo, permite ver el interior de los bronquios y detectar anomalías. Otro método habitual, el lavado broncoalveolar, consiste en introducir un líquido estéril en los pulmones y aspirarlo de nuevo para recuperar y analizar las células de los bronquios y los pulmones. Esta técnica permite determinar la naturaleza de la inflamación y confirmar el diagnóstico de enfisema.
También pueden medirse los gases sanguíneos, como el oxígeno y el dióxido de carbono, para evaluar la calidad de la ventilación. Estas pruebas ayudan a diferenciar el enfisema de otras enfermedades respiratorias y a establecer un pronóstico preciso. En los caballos más viejos o con síntomas avanzados, a menudo puede bastar con un diagnóstico clínico basado en los antecedentes y los signos clínicos.