Impacto de la toxoplasmosis en la salud humana y animal

La toxoplasmosis es una infección parasitaria común causada por Toxoplasma gondii, un parásito unicelular que afecta principalmente a los felinos como huéspedes definitivos, pero que también puede infectar a todos los vertebrados de sangre caliente, incluidos los humanos. Aunque suele ser benigna y asintomática, esta infección puede provocar complicaciones graves en personas inmunodeprimidas y mujeres embarazadas.

¿Qué agente infeccioso es responsable?

Toxoplasma gondii (T. gondii ) es un parásito intracelular obligado de la clase Coccidia y del filo Apicomplexa. Este parásito unicelular haploide eucariota tiene una morfología distintiva en forma de arco. Mide unos 8 micrómetros de largo y 3 micrómetros de ancho. Posee orgánulos específicos, como el complejo apical, crucial para la invasión de la célula huésped.

T. gondii modula los mecanismos celulares de su huésped para favorecer su supervivencia y proliferación. Autónomo en la síntesis y el transporte de proteínas, lípidos y ATP, depende de la célula huésped para ciertos nutrientes esenciales que no puede sintetizar por sí mismo. Los mecanismos exactos de esta importación siguen estando parcialmente dilucidados, pero son vitales para su supervivencia.

El ciclo vital de T. gondii es complejo y comprende varias etapas:

  • Taquizoito: Forma proliferativa e infecciosa en el hospedador intermediario, que se desarrolla rápidamente en vacuolas transitorias.
  • Bradizoíto: Forma quística lenta, contenida en quistes intracelulares resistentes que pueden medir unos 100 micrómetros de diámetro.
  • Merozoito: Etapa de la reproducción sexual en el hospedador definitivo (felinos), única de este ciclo.
  • Esporozoito: Forma infecciosa liberada al medio ambiente a través de las heces felinas, contenida en ooquistes de 10 a 15 micrómetros de diámetro.

Los ooquistes son resistentes a las condiciones ambientales adversas. Pueden sobrevivir varios meses en el suelo o en el agua. También son resistentes a las variaciones de temperatura, pH y desinfectantes comunes.

El ciclo de T. gondii alterna entre hospedadores intermediarios y definitivos. Los felinos, los hospedadores definitivos, desempeñan un papel crucial en la diseminación. Los gatos ingieren presas infectadas, liberando bradizoítos que infectan las células intestinales. Estos se transforman en merozoitos y se reproducen sexualmente para formar ooquistes que se excretan en las heces. Estos se vuelven infecciosos tras la esporulación. Estos ooquistes pueden infectar a otros animales y al hombre.

¿Cómo se manifiesta esta enfermedad en los animales?

La toxoplasmosis en los animales varía en función de la especie y del estado inmunitario del hospedador. Los felinos, en particular los gatos domésticos, desempeñan un papel crucial como huéspedes definitivos de Toxoplasma gondii. Se infectan al ingerir presas infectadas como roedores, aves u otros animales pequeños. A continuación, excretan los ooquistes en sus heces, contaminando el medio ambiente.

En los gatos, los síntomas de la toxoplasmosis suelen estar ausentes o ser muy discretos. Sin embargo, algunos gatos pueden mostrar signos clínicos como inflamación de los ganglios, fiebre, fatiga temporal y diarrea. Un signo distintivo de la toxoplasmosis felina es lainflamación de los ojos. Puede adoptar la forma de uveítis o retinitis.

El periodo durante el cual un gato puede contaminar su entorno es relativamente corto, unas tres semanas después de la infección inicial. Una vez transcurrido este periodo, el gato desarrolla inmunidad frente al parásito y deja de ser una fuente activa de contaminación.

Los gatos jóvenes y los que tienen el sistema inmunitario debilitado corren un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves. En otros animales, la toxoplasmosis puede causar diversos síntomas en función del órgano afectado. Por ejemplo, animales de granja como ovejas y cabras pueden sufrir abortos si se primoinfectan durante la gestación. En animales jóvenes, pueden aparecer síntomas como fiebre, trastornos nerviosos, neumonía y problemas digestivos.

El ciclo del parásito T. gondii se extiende por todo el mundo. El parásito persiste en forma de quistes en los tejidos de muchos animales vertebrados, principalmente en los músculos y el cerebro. Los felinos ingieren estos quistes al comer presas infectadas, completando así el ciclo vital del parásito.

¿Cómo se transmite?

La toxoplasmosis se transmite principalmente por vía oral. Toxoplasma gondii puede infectar a una gran variedad de huéspedes intermediarios, incluido el ser humano, a través de la ingestión de quistes tisulares presentes en la carne infectada o de ooquistes esporulados presentes en el medio ambiente. En Francia, alrededor del 30% de la población es seropositiva a la toxoplasmosis, lo que indica una exposición previa al parásito.

Las principales fuentes de contaminación son las siguientes:

  • Ingestión de alimentos contaminados: Los ooquistes excretados por los felinos pueden contaminar frutas, verduras y otros alimentos que entran en contacto con la tierra o elagua contaminada. Estos ooquistes se vuelven infecciosos tras la esporulación en el medio ambiente.
  • Consumo de carne o despojos crudos o poco cocinados: los quistes tisulares de Gondii están presentes en los músculos de muchos animales de granja, en particular cerdos y ovejas. La carne poco hecha puede provocar la infección.
  • Manipulación de productos contaminados: El parásito puede transmitirse a través de las manos sucias tras manipular tierra, verduras, carne cruda u objetos contaminados con excrementos de gato.

Determinadas profesiones presentan un mayor riesgo de transmisión de la toxoplasmosis. Por ejemplo, los veterinarios, granjeros, trabajadores de mataderos y jardineros tienen más probabilidades de estar expuestos al parásito debido a su contacto habitual con animales infectados o productos potencialmente contaminados.

Las personas inmunodeprimidas y las mujeres embarazadas son especialmente vulnerables a las complicaciones graves de la toxoplasmosis. En las mujeres embarazadas, el parásito puede atravesar la barrera placentaria e infectar al feto. Esto puede tener graves consecuencias, como malformaciones congénitas o abortos espontáneos. Por tanto, es crucial seguir medidas higiénicas estrictas y tomar precauciones específicas para evitar la infección durante el embarazo.

¿Cuáles son los síntomas de esta infección en humanos?

En el ser humano, la toxoplasmosis suele ser asintomática, sobre todo en las personas sanas. Sin embargo, cuando aparecen síntomas, éstos pueden variar en intensidad y naturaleza. El periodo de incubación de la toxoplasmosis suele ser de cinco a diez días tras la infección por el parásito.

En más del 80% de los casos, la toxoplasmosis pasa desapercibida. Cuando aparece, los síntomas pueden incluir :

  • Fiebre moderada (inferior a 38°C)
  • Fatiga prolongada (que dura varias semanas o meses)
  • Inflamación de los ganglios linfáticos (especialmente en el cuello y en la base del cráneo)
  • Erupción cutánea (pequeños granos rosáceos por todo el cuerpo)
  • Dolores de cabeza
  • Dolor en articulaciones y músculos

En personas inmunodeprimidas, la toxoplasmosis puede provocar complicaciones graves, como abscesos cerebrales. Estos pacientes pueden presentar síntomas específicos como dolores de cabeza intensos y persistentes, ataques epilépticos, fiebre alta (más de 38°C) y dificultades motoras o parálisis parcial.

La toxoplasmosis congénita es una forma especialmente preocupante de la infección. Transmitida de la madre al feto, puede provocar graves malformaciones, abortos espontáneos y complicaciones neurológicas en el recién nacido. Cuanto antes se produzca la infección durante el embarazo, más graves pueden ser las consecuencias.

Los síntomas en los recién nacidos pueden ser :

  • Ictericia
  • Agrandamiento del bazo y el hígado
  • Convulsiones
  • Coriorretinitis (inflamación de la coroides y la retina, que puede provocar una disminución de la agudeza visual)

Tras la infección inicial, Toxoplasma gondii puede permanecer en el organismo en forma de quistes, principalmente en el tejido nervioso y muscular. Estos quistes pueden reactivarse en caso de inmunosupresión, provocando recaídas de la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

El diagnóstico de la toxoplasmosis se basa principalmente en pruebas serológicas. Éstas detectan la presencia de anticuerpos específicos contra Toxoplasma gondii en la sangre. Las principales pruebas serológicas utilizadas son la inmunofluorescencia indirecta (IFI) y los ensayos inmunoenzimáticos para anticuerpos IgG e IgM.

Los anticuerpos IgM suelen aparecer en las dos primeras semanas tras la infección aguda. Alcanzan su máximo entre 4 y 8 semanas y luego se vuelven indetectables. Sin embargo, pueden persistir hasta 18 meses después de la infección aguda. Los anticuerpos IgG aparecen más lentamente. Alcanzan un título máximo en 1 o 2 meses y pueden permanecer elevados durante meses o años.

En el caso de las mujeres embarazadas, puede realizarse una prueba de avidez de IgG. Una avidez IgG elevada durante las primeras 12 a 16 semanas de embarazo descarta esencialmente una infección contraída durante la gestación. Una avidez baja, por el contrario, puede indicar una infección reciente, pero requiere más pruebas para su confirmación.

Si se sospecha una toxoplasmosis del sistema nervioso central, los médicos utilizan pruebas de imagen como la TC (tomografía computarizada ) o laRM (resonancia magnética) para detectar lesiones cerebrales características. Los especialistas también pueden realizar una punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo.

Las pruebas basadas en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) pueden detectar ADN de T. gondii en sangre, líquido cefalorraquídeo, tejidos o líquido amniótico durante el embarazo. El análisis por PCR del líquido amniótico es el método de elección para diagnosticar la toxoplasmosis durante el embarazo.

La detección de anticuerpos IgM específicos en los recién nacidos sugiere una infección congénita. La detección de anticuerpos IgA específicos, que es más sensible, se utiliza con menos frecuencia. Si sospecha una infección congénita, consulte a un experto en toxoplasmosis.

¿Cuál es el tratamiento adecuado?

El tratamiento de la toxoplasmosis depende de la gravedad de la infección y del estado inmunitario del paciente. Las personas inmunocompetentes asintomáticas o con una infección leve no suelen requerir tratamiento. Sin embargo, las infecciones graves o persistentes requieren intervención médica.

Los tratamientos habituales incluyen el uso de combinaciones de antiparasitarios y antibióticos:

  • Pirimetamina y sulfadiazina: Esta combinación suele combinarse con ácido fólico (leucovorina) para evitar efectos secundarios en la médula ósea. La dosis típica para adultos es de 50 mg de pirimetamina dos veces al día durante dos días, después una vez al día, y 1 g de sulfadiazina cuatro veces al día. El ácido folínico se administra simultáneamente para proteger contra la supresión de la médula ósea.
  • Espiramicina: Se utiliza principalmente en mujeres embarazadas para reducir el riesgo de transmisión al feto. La espiramicina es menos activa que la pirimetamina, pero se prefiere durante los primeros trimestres del embarazo.
  • Clindamicina o atovacuona: Alternativas en caso de alergia a las sulfamidas. La clindamicina se administra a una dosis de 600 mg tres veces al día, combinada con pirimetamina y leucovorina.

Para los pacientes inmunodeprimidos, se utilizan dosis más elevadas de pirimetamina y sulfadiazina, y es necesario un tratamiento de mantenimiento para prevenir las recaídas. Los pacientes con toxoplasmosis cerebral u ocular requieren un tratamiento específico y a menudo prolongado.

En los lactantes con toxoplasmosis congénita, el tratamiento con pirimetamina y sulfonamida se prescribe durante un año. Se acompaña de un seguimiento médico regular para detectar y tratar cualquier complicación. La dosis típica para los lactantes es de 1 mg/kg de pirimetamina dos veces al día durante dos días, y después una vez al día, combinada con 50 mg/kg de sulfadiazina dos veces al día.

¿Qué medidas preventivas existen?

La prevención de la toxoplasmosis se basa en medidas higiénicas estrictas y prácticas alimentarias seguras para reducir el riesgo de contaminación por Toxoplasma gondii. He aquí algunas recomendaciones para evitar la infección:

Prevención individual

  • Lave bien las verduras y la fruta antes de comerlas para eliminar los ooquistes que puedan estar presentes en su superficie.
  • Cocine la carne a una temperatura interna de al menos 67°C para eliminar los quistes de T. gondii presentes en el tejido muscular.
  • Lávese las manos regularmente con agua y jabón después de manipular tierra, verduras o carne cruda, y antes de preparar o ingerir alimentos.
  • Evite manipular la arena para gatos si está embarazada o inmunodeprimida, o utilice guantes y lávese las manos después de manipular la arena.
  • No coma carne cruda o poco hecha. Congelar la carne a -12 °C durante tres días también puede eliminar el parásito.

Medidas en las explotaciones

  • Notificar e investigar los abortos sospechosos en las explotaciones de ganado vacuno, ovino y caprino para identificar y controlar la toxoplasmosis.
  • Aislar las hembras abortadas y destruir los productos del aborto para evitar la propagación del parásito.
  • Almacenar los alimentos lejos de gatos y plagas para evitar la contaminación por ooquistes.

Medidas colectivas

  • Limpiar diariamente con agua jabonosa las superficies en contacto con animales o carne cruda, ya que los ooquistes son resistentes a muchos desinfectantes, incluida la lejía.
  • Esterilizar en autoclave o calentar a 70°C los utensilios utilizados para limpiar las jaulas o los corrales de los felinos.
  • Proporcionar medios de higiene adecuados (agua potable, jabón, toallitas de un solo uso) en los lugares de trabajo de riesgo.

Profilaxis

  • Utilizar guantes de protección y gafas de seguridad cuando se manipulen productos que puedan estar contaminados.
  • Formar e informar a los trabajadores sobre los riesgos de toxoplasmosis y las medidas preventivas, en particular para las mujeres embarazadas.

La prevención de la toxoplasmosis implica una combinación de prácticas de higiene personal, gestión de las explotaciones y medidas colectivas para minimizar la exposición al parásito. Debe prestarse especial atención a las personas de riesgo, como las embarazadas y los inmunodeprimidos, para prevenir las graves complicaciones asociadas a esta infección.

Algunos datos epidemiológicos…

La toxoplasmosis es una de las enfermedades parasitarias más extendidas en el mundo. En Francia, alrededor del 30% de la población es seropositiva al Toxoplasma gondii. La prevalencia es mayor entre las mujeres mayores y las personas que viven en zonas rurales. La seroprevalencia ha disminuido con los años, del 54% en 1995 al 37% en 2010. Esto se atribuye en parte a la mejora de las prácticas de higiene alimentaria y a la concienciación.

Desde 2007 existe en Francia un sistema específico de vigilancia de la toxoplasmosis congénita. En 2018, hubo 151 casos de toxoplasmosis congénita, incluidos 108 bebés nacidos sin síntomas, 12 con síntomas y 3 muertes in utero. La vigilancia se utiliza para monitorear el impacto de las medidas de prevención y detección.

La toxoplasmosis congénita es rara pero grave, con unos 3 casos por cada 10.000 embarazos en Francia. Las infecciones son más frecuentes al final del embarazo, pero las consecuencias son más graves al principio. El cribado serológico de las mujeres embarazadas es obligatorio en Francia, con unas 2.700 infecciones adquiridas cada año.

En todo el mundo, se cree que hasta un tercio de la población está infectada por Toxoplasma gondii, con tasas de prevalencia que varían de una región a otra. En Europa Occidental, la prevalencia oscila entre el 50% y el 70%, mientras que es inferior al 30% en los países escandinavos y el Reino Unido. En Asia y América, la prevalencia suele ser menor. Sin embargo, puede alcanzar niveles elevados en ciertas regiones húmedas de África.

La toxoplasmosis suele ser benigna y pasa desapercibida. Sin embargo, supone una grave amenaza para las personas inmunodeprimidas y las mujeres embarazadas. Las formas graves de la enfermedad se observan sobre todo en pacientes con VIH/SIDA y en recién nacidos infectados por transmisión materno-fetal.

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