Lipomas en perros: lo esencial sobre estas bolas de grasa

Los lipomas son tumores benignos muy frecuentes en los perros, sobre todo en los de edad avanzada. Aparecen como masas grasas subcutáneas, a menudo indoloras y móviles. Aunque son benignos, a veces pueden llegar a ser molestos en función de su tamaño y localización. En este artículo se detallan las causas, los síntomas, el diagnóstico y las opciones de tratamiento disponibles para esta afección frecuente en los perros.

¿Cuáles son las causas?

Los lipomas son tumores benignos resultantes de la proliferación de células grasas(adipocitos). Hay varios factores que influyen en su desarrollo en los perros, como la edad, el sexo, la raza y el peso.

La edad es un factor predominante en la aparición de lipomas. De hecho, estos tumores son muy frecuentes en perros de edad avanzada, con una edad media de aparición en torno a los 9 años. Con el paso del tiempo, los mecanismos de almacenamiento de grasa pueden verse alterados. Esto favorece la formación de estos tumores grasos.

El sexo también es un factor de riesgo. Las hembras, sobre todo si son obesas, están más predispuestas a desarrollar lipomas. Este vínculo entre obesidad y tumores grasos parece desempeñar un papel clave en la aparición de estas masas.

Algunas razas de perros son especialmente propensas a desarrollar esta enfermedad. Los cocker spaniel, los teckel, los pointers de Weimar, los pequeños terriers y los labradores muestran una mayor propensión a los lipomas. Los expertos suelen sospechar de un componente genético, aunque otros factores, como el sobrepeso o el sedentarismo, también pueden favorecer su desarrollo.

Aunque los lipomas suelen ser benignos y no requieren tratamiento, es crucial vigilar su tamaño y evolución para evitar que deriven en complicaciones más graves.

¿Qué aspecto tiene un lipoma?

Los lipomas aparecen principalmente como masas subcutáneas. Estos tumores conectivos benignos se localizan en el tejido subcutáneo, a menudo en el tronco y las extremidades proximales del perro. Pueden ser únicos o múltiples y a menudo adoptan la forma de cúpulas, bien circunscritas y encapsuladas. A la palpación, suelen aparecer blandos y móviles bajo la piel, sin adherirse a los tejidos subyacentes.

Los lipomas crecen lentamente, pero pueden alcanzar tamaños importantes, a veces lo bastante grandes como para infiltrarse en los músculos circundantes. En estos raros casos, el tumor puede causar dolor y restringir los movimientos del perro.

Citológicamente, los lipomas tienen características específicas: las células grasas se exfolian poco y las muestras suelen ser poco celulares. Los adipocitos extraídos se parecen a las células del tejido adiposo normal, por lo que es difícil distinguirlos del tejido normal en el examen citológico. Estos tumores suelen ser asintomáticos, y el propietario sólo los detecta por el tacto.

Cuando los lipomas alcanzan gran tamaño, pueden causar dificultades de movimiento, sobre todo si se localizan cerca de articulaciones o músculos grandes. En raras ocasiones, los lipomas infiltrantes, que se infiltran en los músculos, pueden causar mayor dolor y requerir una intervención médica urgente.

¿Cómo se diagnostican?

El diagnóstico de los lipomas se basa principalmente en un examen clínico realizado por un veterinario. Al palpar la masa, el veterinario podrá detectar generalmente las características típicas de un lipoma, como su textura blanda y su movilidad bajo la piel. Sin embargo, a menudo es necesario realizar más pruebas para confirmar el diagnóstico y descartar la posibilidad de que se trate de un tumor maligno, como un liposarcoma.

El método más habitual para diagnosticar un lipoma es la aspiración con aguja fina (AAF). Consiste en extraer una muestra de células con una aguja fina y analizarlas al microscopio. Esta técnica suele causar poco dolor al animal, aunque puede ser necesaria una ligera sedación si se toma una muestra más grande.

En algunos casos, el veterinario recomendará exámenes más profundos, como una ecografía o una biopsia, sobre todo si el tumor muestra signos de malignidad. En una biopsia se extrae un trozo más grande de tejido tumoral, lo que permite analizar y detectar cualquier célula cancerosa. Estos exámenes son esenciales para distinguir un lipoma benigno de un tumor más grave y determinar el tratamiento adecuado para el animal.

¿Qué tratamientos existen?

El tratamiento de los lipomas en perros varía en función del tamaño, la localización y las molestias causadas por el tumor. En la mayoría de los casos, los lipomas benignos no requieren tratamiento. Sin embargo, se recomienda un seguimiento regular para asegurarse de que no crecen de forma anormal.

La principal opción terapéutica sigue siendola extirpación quirúrgica. Esta operación suele recomendarse si el tumor es demasiado grande o si está situado en una zona molesta, como cerca de las articulaciones o los ojos. La cirugía se realiza bajo anestesia general y permite extirpar todo el tumor sin mayores complicaciones.

En el caso de los lipomas infiltrantes, puede ser necesaria una cirugía más compleja, a veces acompañada de radioterapia o quimioterapia. Estos tratamientos complementarios tienen por objeto prevenir las recidivas, sobre todo cuando el tumor se ha infiltrado en los músculos o tejidos circundantes.

Tras la operación, se recomienda un seguimiento regular para vigilar la cicatrización y prevenir cualquier recidiva. Además, el mantenimiento de un peso saludable y una higiene cutánea impecable pueden ayudar a prevenir la reaparición de nuevas masas adiposas.

¿Qué se puede hacer para prevenir los lipomas?

Una de las principales recomendaciones es mantener a su perro en un peso saludable. La obesidad es un importante factor de riesgo, por lo que una dieta equilibrada y ejercicio regular son esenciales. Esto puede incluir paseos diarios, juegos y ejercicios adaptados a la raza y edad del perro.

Controle regularmente el tamaño y elaspecto de los lipomas para detectar cualquier cambio. Si una masa grasa cambia repentinamente de tamaño o aspecto, consulte inmediatamente a un veterinario. Elija ciertos complementos alimenticios naturales, como los omega-3, por sus propiedades antiinflamatorias y sus beneficios para la salud general de su perro.

Uno de los elementos esenciales es garantizar una alimentación sana, equilibrada y adaptada a la etapa de la vida de su perro. Las croquetas deben ser ricas en proteínas de calidad y pobres en grasas para limitar el riesgo de sobrepeso, factor a menudo vinculado a la aparición de lipomas.

Laactividad física regular también es un factor clave en la prevención. Los perros que se mantienen activos mediante paseos, juegos y ejercicios adecuados tienen menos probabilidades de desarrollar lipomas que los perros sedentarios. Además, mantenerse en forma ayuda a prevenir otras enfermedades como la diabetes y laartrosis.

Por último, recomendamos una revisión anual por parte de un veterinario, sea cual sea la edad del perro. Este control periódico permite vigilar la aparición de nuevos tumores y tratarlos rápidamente en caso necesario.

Por último, mantener limpia la piel del perro y evitar una manipulación excesiva del tumor puede ayudar a reducir el riesgo de infección o irritación.

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