El mal de los prados, también conocido como miopatía atípica, es una enfermedad grave y a menudo mortal que afecta a los caballos que pastan en determinados prados. Esta enfermedad rara pero devastadora está causada por el consumo de plantas que contienen toxinas específicas, como lahipoglicina A que se encuentra en las semillas de ciertos arces. Los caballos afectados presentan diversos síntomas, desde debilidad muscular hasta parálisis, y requieren un tratamiento veterinario rápido e intensivo.
¿Cuáles son las causas de esta enfermedad?
La enfermedad de la hierba afecta principalmente a los caballos de pastoreo y se produce sobre todo en primavera o a principios deverano. Suele afectar a caballos de entre 2 y 7 años. Las causas exactas de esta enfermedad siguen siendo desconocidas, a pesar de las numerosas investigaciones realizadas.
Los científicos han explorado varias vías para explicar el origen de esta enfermedad. Se han barajado sustancias tóxicas producidas por plantas, como el cianuro del trébol blanco, y sustancias químicas producidas por bacterias u hongos, como la toxina botulínica y las micotoxinas (Fusarium). También se ha investigado la posibilidad de infecciones tóxicas causadas por bacterias telúricas, es decir, bacterias presentes de forma natural en el suelo.
La carencia de selenio (Se ) en los pastizales se ha asociado a una mayor prevalencia de la enfermedad. Además, los estudios han demostrado una relación entre los niveles de determinados elementos minerales en el suelo y la incidencia de la enfermedad. Por ejemplo, los suelos ricos en hierro (Fe), plomo (Pb), cromo (Cr) o titanio (Ti ) y pobres en zinc (Zn ) se han asociado a una mayor incidencia de la enfermedad.
La enfermedad también es más común en suelos ácidos y con alto contenido en nitratos. Los suelos arenosos y ricos en margas también presentan un mayor riesgo. Aunque no se han encontrado pruebas de contagio, pueden darse varios casos en la misma explotación, probablemente debido a la exposición a los mismos factores ambientales.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de los pastos?
La enfermedad de las gramíneas puede desarrollarse de tres formas: aguda, subaguda y crónica. Cada forma presenta síntomas específicos.
Forma aguda
La forma aguda se desarrolla rápidamente, en 48 horas, y generalmente conduce a la muerte. Los signos clínicos incluyen taquicardia grave (aumento de la frecuencia cardiaca) debida a dolores digestivos, cólicos violentos, ausencia de ruidos digestivos en la auscultación, emisión de gases, meteorización (abdomen hinchado), dificultad para tragar, reflujo gástrico (presencia de contenido estomacal en las fosas nasales) e hipersalivación (saliva espesa en las comisuras de los labios).
Forma subaguda
La forma subaguda se desarrolla a lo largo de unos días, generalmente entre 2 y 7 días. Los síntomas incluyen decaimiento, temblores musculares, sudoración, anorexia que conduce a una rápida pérdida de peso, cólicos sordos y excrementos secos a menudo cubiertos de mucosidad.
Forma crónica
La forma crónica se desarrolla más lentamente, a lo largo de varios meses, y a menudo requiere hospitalización en cuidados intensivos. A pesar de ello, eldesenlace suele ser fatal. Los signos clínicos incluyen emaciación extrema, postura postrada con la cabeza hacia abajo y la espalda arqueada, hipotermia y trastornos digestivos marcados. La pérdida de peso rápida y significativa es un factor de mal pronóstico, y los supervivientes generalmente conservan una incapacidad para hacer esfuerzos, lo que a menudo hace necesaria la eutanasia.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
El diagnóstico de la enfermedad de los pastos se basa en la observación de los signos clínicos sugestivos, pero la certeza diagnóstica requiere investigaciones más profundas.
Los signos clínicos como cólicos, taquicardia y disfagia (dificultad para tragar) son indicadores clave. Sin embargo, el diagnóstico definitivo requiere la observación de las lesiones nerviosas al microscopio, lo que implica la toma de biopsias intestinales tras la apertura quirúrgica del abdomen.
Se ha desarrollado un sistema de puntuación basado en signos clínicos y criterios epidemiológicos para determinar si un caballo es un buen candidato para pruebas adicionales. Estas pruebas, aunque difíciles de realizar, incluyen biopsias del íleon, el recto y la lengua para observar la degeneración neuronal.
En la fase aguda, la enfermedad de las gramíneas debe distinguirse del cólico clásico, la rabia y el botulismo. En la fase crónica, debe distinguirse de la hepatopatía y la parasitosis grave. Incluso después de la muerte del animal, sólo lanecropsia microscópica puede establecer un diagnóstico definitivo, mediante la observación de las lesiones características en los ganglios linfáticos y elintestino delgado.
¿Qué tratamientos existen?
Actualmente no existe ningún tratamiento específico para la enfermedad de los pastos. El tratamiento se basa principalmente en cuidados de apoyo.
Los caballos afectados deben ser retirados de los pastos y estabulados. De este modo se minimizan los factores de estrés y se pueden proporcionar cuidados intensivos. Los ensayos con medicamentos, incluido el uso de antioxidantes y estimulantes de la motricidad intestinal, no han producido resultados suficientemente concluyentes para una recomendación sistemática.
En algunos casos, puede ser necesaria una laparotomía (cirugía) para aliviar los cólicos y tomar las muestras de íleon necesarias para el diagnóstico. Sin embargo, el pronóstico sigue siendo malo, salvo en ciertas formas crónicas en las que el tratamiento puede ser largo y los resultados muy variables.
Lafalta de certeza sobre laetiología de la enfermedad es un obstáculo importante para el desarrollo de tratamientos específicos y medios eficaces de prevención.
¿Cuáles son los medios de prevención?
Dado que aún se desconocen las causas de la enfermedad de los pastos, la prevención depende principalmente de los resultados de las encuestas epidemiológicas y de las buenas prácticas de gestión.
Algunos suelos son más vulnerables, sobre todo los ricos en humus y arena. Los expertos aconsejan analizar la composición de los suelos de los pastos y tomar medidas para reducir los riesgos asociados.
Alternar praderas y establos, y suministrar forraje seco con regularidad, reduce los riesgos. Vigile de cerca a sus caballos, especialmente durante los dos primeros meses en los pastos. También es importantelimitar el número de caballos y la frecuencia con que se introducen nuevos animales.
Los animales en muy buen estado o sometidos a estrés corren más riesgo. Limitar la presencia de aves de corral o de caza en los prados y evitar los pastos cercanos a cursos de agua también puede reducir el riesgo. Un pasto que ha acogido casos de la enfermedad de los pastos presenta un riesgo elevado durante los dos años siguientes.
En la actualidad, los veterinarios no ofrecen ninguna profilaxis médica específica en ausencia de un agente infeccioso identificado. Por lo tanto, la prevención se basa en una gestión rigurosa de los pastos y del rebaño para minimizar los riesgos.