El reflujo del lactante, también conocido como enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), es una dolencia frecuente entre los niños. Se caracteriza por el reflujo involuntario del contenido del estómago hacia el esófago. Aunque preocupa a muchos padres, en la mayoría de los casos es benigno y desaparece de forma natural con el tiempo.
¿Por qué se produce el reflujo interno en los bebés?
La principal causa del reflujo interno en los bebés es la inmadurez del aparato digestivo. El esfínter esofágico, que se supone que evita el reflujo ácido, aún se está desarrollando en los bebés. Esto significa que la leche puede volver a subir con facilidad, sobre todo al acostarse o después de comer.
La alimentación exclusivamente líquida, combinada con tomas frecuentes, crea un entorno propicio para el reflujo. Además, los bebés pasan la mayor parte del tiempo tumbados, lo que facilita mecánicamente el reflujo del contenido gástrico.
Reflujo interno o regurgitación simple: la diferencia
La regurgitación es normal en todos los bebés. El reflujo interno se convierte en un problema cuando es frecuente, abundante y se asocia a otros signos:
– Irritabilidad importante
– Llanto frecuente después de las comidas debido a molestias gástricas
– Rechazo a comer o pérdida de apetito
– Aumento de peso insuficiente
– Alteración del sueño de toda la familia
Es esencial distinguir entre una secreción benigna, debida a un rebosamiento de leche, y una ERGE patológica, que puede provocar complicaciones si no se atiende.
¿Cuándo hay que buscar ayuda para el reflujo interno del bebé?
En 9 de cada 10 casos, la regurgitación no es grave. El bebé sigue comiendo bien, gana peso y permanece sonriente. Este tipo de reflujo simple desaparece espontáneamente entre los 10 y los 12 meses, cuando el niño empieza a ponerse de pie y a andar.
Sin embargo, debe consultar a su pediatra lo antes posible si su bebé presenta :
– Llanto inconsolable
– Regurgitación con sangre
– Pérdida de peso
– Inquietud durante las comidas
Vigilar sin dramatizar
El reflujo del bebé suele preocupar a los padres jóvenes. Sin embargo, por lo general no requiere medicación ni tratamientos pesados. Basta con unos sencillos ajustes cotidianos : mantener una posición semierguida después de las comidas, repartir los biberones y ajustar las cantidades.
La observación, la paciencia y el sentido común son tus mejores aliados. En caso de duda, consulta a tu pediatra. Recuerda: el reflujo del bebé suele ser una etapa temporal y completamente normal en el desarrollo digestivo de tu hijo.





