Rinoneumonitis equina: tres formas para una sola enfermedad

La rinoneumonitis equina es una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta a cerca del 65% de los caballos en Francia. Causada por dos tipos de herpesvirus (HVE-1 y HVE-4), esta infección puede provocar problemas respiratorios y nerviosos, así como abortos.

¿Cuáles son las causas de esta enfermedad?

La rinoneumonitis equina está causada por dos herpesvirus específicos de los équidos: el herpesvirus equino de tipo 1 (HVE-1 ) y el herpesvirus equino de tipo 4 (HVE-4). Estos virus se manifiestan en tres formas clínicas: respiratoria, nerviosa y abortiva. Los herpesvirus persisten en el organismo del caballo en forma latente, reactivándose en caso de estrés o de disminución de la inmunidad, lo que provoca una nueva infección. El contagio se produce principalmente por inhalación de aerosoles virales y contacto con secreciones respiratorias, tejidos contaminados o secreciones uterinas de una yegua abortada.

Los virus del herpes pueden sobrevivir varios días en el medio ambiente, pero son sensibles a los desinfectantes virucidas habituales. En Francia, la rinoneumonía es objeto de seguimiento por la RESPE a través de las subredes “Aborto”, “Síndrome respiratorio” y “Síndrome nervioso”. La vacunación es obligatoria para determinados reproductores, caballos de carreras en entrenamiento y caballos de deporte que participan en competiciones FFE “Pro” o SHF.

Estos virus, aunque son muy contagiosos, no se transmiten al ser humano. Sin embargo, otros virus herpéticos pueden causar enfermedades en caballos y burros, similares a la varicela, el herpes zóster o el herpes labial en humanos. Un caballo portador del virus permanecerá infectado de por vida, pudiendo excretar el virus y contaminar a otros caballos cuando se reactive. Los caballos portadores sanos no muestran signos clínicos, pero pueden ser una fuente de contaminación.

¿Cuáles son los síntomas de la rinoneumonitis?

Los síntomas de la rinoneumonitis pueden variar considerablemente de un individuo a otro, ya que las infecciones a veces son asintomáticas en caballos adultos pero más graves en caballos jóvenes. La fiebre es un importante signo de alerta, con temperaturas que pueden alcanzar los 41°C. Los herpesvirus de los tipos 1 y 4 pueden adoptar tres formas clínicas: respiratoria, abortiva y nerviosa.

La forma respiratoria

La rinoneumonía se manifiesta principalmente bajo la forma respiratoria, debida esencialmente al HVE-4, pero también al HVE-1. Se parece a la gripe, pero los síntomas suelen ser más moderados. Los signos generales incluyen hipertermia (temperatura rectal > 38,5°C), apatía y pérdida de apetito. Los signos respiratorios incluyen tos seca y secreción nasal serosa, que puede volverse mucopurulenta en caso de sobreinfección bacteriana. Los signos aparecen entre 2 y 10 días después de la infección y la fase clínica suele durar entre 1 y 2 semanas. Los caballos son contagiosos durante esta fase y hasta 21 días después. Los caballos adultos vacunados presentan signos atenuados, mientras que los caballos jóvenes no vacunados pueden presentar signos más graves.

La forma abortiva

La forma abortiva se debe esencialmente al HVE-1. Es la principal causa de aborto infeccioso en los équidos. El aborto se produce sin signos premonitorios, generalmente al final de la gestación (9-11 meses), pero puede producirse a partir de los 4 meses. El feto y la placenta son expulsados sin dificultad, sin afectar a la yegua. A veces, el potro nace a término pero tiene dificultades respiratorias, muriendo a menudo a los 3 días. El aborto puede producirse entre 9 días y 4 meses después de la infección. En una población no vacunada, puede observarse hasta un 80-90% de abortos.

La forma nerviosa

La forma nerviosa, que es más rara, está causada por el HVE-1. Provoca una inflamación del cerebro y la médula espinal, conocida como mieloencefalitis. Los síntomas incluyen hipertermia, trastornos locomotores, ataxia, paresia o incluso parálisis de las extremidades e incontinencia urinaria. Los signos nerviosos pueden aparecer repentinamente, a menudo dos semanas después de la infección. La recuperación del caballo varía: algunos se recuperan totalmente, mientras que otros sufren secuelas. Las formas graves a veces requierenla eutanasia.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

El diagnóstico de la rinoneumonitis equina se basa en análisis de PCR (reacción en cadena de la polimerasa), que identifican el genoma del virus por amplificación génica. Estos análisis pueden realizarse en frotis nasofaríngeos para las formas respiratoria y nerviosa, en líquido cefalorraquídeo para la forma nerviosa y en tejidos (hígado, pulmón abortivo o placenta) para la forma abortiva.

Estas pruebas deben interpretarse con precaución, ya que algunos caballos excretan pequeñas cantidades de virus, en particular los que presentan signos nervi osos o al principio o al final de la enfermedad, y los caballos vacunados, que a veces dan resultados falsos negativos. La detección precoz es crucial para un diagnóstico eficaz. En caso de sospecha clínica, es aconsejable realizar pruebas a todos los caballos en contacto con el animal enfermo.

El veterinario puede tomar una muestra de sangre o un frotis nasal para confirmar el diagnóstico. En caso de aborto, el veterinario utilizará como muestras el feto, la placenta o un frotis vaginal de la yegua. También es aconsejable controlar regularmente la temperatura corporal de los caballos de riesgo. La fiebre suele ser el primer signo que se observa.

¿Qué tratamientos existen?

Actualmente no existe ningún tratamiento específico contra el herpesvirus equino, pero se sigue investigando. Los tratamientos son principalmente sintomáticos, para aliviar los signos clínicos, en particular combatiendo la hipertermia.

Los caballos que padecen la forma respiratoria deben guardar reposo durante al menos tres semanas tras la desaparición de los signos clínicos, para permitir la curación delsistema respiratorio. A menudo se utilizan antiinflamatorios no esteroideos para reducir la fiebre.

Para la forma nerviosa, pueden ser necesarios tratamientos de apoyo adicionales en función de los signos clínicos observados. Colocar al caballo un arnés puede ayudar a evitar caídas y facilitar el movimiento.

En la forma abortiva, el aborto no suele ir seguido de complicaciones ni secuelas, por lo que no se requiere ningún tratamiento específico. No existe ningún tratamiento preventivo para evitar el aborto tras la infección de una yegua.

Algunos estudios han demostrado la eficacia del valganciclovir, un antivírico, contra el HVE-1. Su combinación con la decitabina también podría ayudar a evitar el aborto. Su combinación con decitabina también podría ser prometedora, ya que muestra un efecto sinérgico in vitro. Sin embargo, estos tratamientos aún no están disponibles para su uso rutinario.

¿Cuáles son las alternativas naturales?

Los tratamientos naturales pueden complementar los cuidados convencionales de los caballos que sufren rinoneumonitis.

  • El eucalipto es antiséptico, expectorante, descongestionante y antitusígeno. Diluye y elimina las secreciones bronquiales, facilitando la respiración.
  • El tomillo tiene propiedades antibacterianas, tónicas, respiratorias y antitusígenas. Calma los espasmos musculares bronquiales, mejorando el confort respiratorio.
  • La yema de pino es expectorante y descongestionante. Aumenta la capacidad respiratoria de los caballos.
  • El malvavisco alivia la irritación de las mucosas bronquiales, reduciendo su hipersecreción y mejorando la respiración.
  • El hisopo es un fluidificante de las secreciones bronquiales, expectorante y antitusígeno, ayudando a eliminar las secreciones obstructivas.
  • La Rosa Mosqueta, rica en vitamina C, es un antioxidante que refuerza la mucosa protectora de las membranas pulmonares.
  • La bardana ayuda a eliminar las toxinas y los productos de desecho del metabolismo, favoreciendo la salud general del caballo.
  • Laequinácea estimula el sistema inmunitario aumentando la producción de glóbulos blancos y la síntesis de interferón, una sustancia esencial para la inmunidad.
  • La acerola, muy rica en vitamina C, se recomienda como medida preventiva, sobre todo en casos de fatiga o al comienzo del invierno, para reforzar el sistema inmunitario y evitar el desarrollo de enfermedades latentes como la rinoneumonía.

¿Cuáles son los medios de prevención?

La vacunación es un pilar fundamental de la prevención contra los virus herpes. Aunque no previene las infecciones nerviosas, reduce la gravedad y la duración de los signos clínicos, así como la excreción viral, limitando así la contagiosidad.

Se aconseja iniciar la vacunación a los seis meses de edad con una inoculación primaria de dos inyecciones con un mes de intervalo, seguida de un refuerzo a los seis meses, y luego refuerzos anuales o semestrales. En las yeguas preñadas, se recomienda un refuerzo entre cuatro y seis semanas antes del parto.

La gestión por lotes de los équidos, la cuarentena de los recién llegados, la vigilancia estrecha con lecturas diarias de la temperatura y el establecimiento de un circuito de cuidados (de los équidos sanos a los enfermos) son esenciales. El uso de equipos específicos para cada lote de caballos y la desinfección periódica de instalaciones y equipos son cruciales.

En caso de brote, es esencial aislar a los caballos enfermos y sospechosos, detener todo movimiento de caballos, controlar la temperatura de los caballos sanos durante una semana y desinfectar el equipo y las instalaciones. Deben utilizarse guantes desechables para manipular a los potrillos, y es importante evitar cualquier contacto con otros animales.

La vacunación combinada con una gestión rigurosa del establo puede minimizar el riesgo de brotes epidémicos. La vacunación periódica y el cumplimiento de las medidas sanitarias son esenciales para mantener la salud de los caballos y prevenir la propagación de la rinoneumonitis.

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