Alerta sanitaria: ¿Comer soja puede proteger realmente del cáncer de mama?

El cáncer de mama es uno de los más frecuentes y mortales entre las mujeres de todo el mundo. La investigación reciente se ha centrado en los compuestos naturales presentes en nuestra dieta, especialmente los que contiene la soja, por su potencial en la prevención y el tratamiento del cáncer. La soja contiene un compuesto concreto, la genisteína, un polifenol de la familia de las isoflavonas, cuyo efecto sobre las células del cáncer de mama está atrayendo cada vez más atención.

El cáncer de mama es el resultado del crecimiento incontrolado de las células mamarias. Existen muchas estrategias para prevenir el cáncer, entre ellas la supresión de los efectos mutagénicos y tóxicos que desencadenan la formación de tumores. Recientemente se han estudiado las propiedades anticancerígenas de los polifenoles presentes en las plantas, sobre todo en el control de la señalización celular y la regulación hormonal.

La genisteína, presente sobre todo en la soja, ha mostrado resultados prometedores en la inhibición de la progresión del cáncer de mama a través de diversos mecanismos celulares.

¿Qué es la genisteína?

La genisteína es una isoflavona natural clasificada como fitoestrógeno, un compuesto vegetal con efectos similares a los estrógenos humanos. Es estructuralmente similar al estradiol, una hormona femenina clave, e interactúa con los receptores de estrógenos. Esta similitud permite a la genisteína intervenir en los procesos hormonales, un factor crucial en el desarrollo del cáncer de mama.

La genisteína y la inhibición de las células cancerosas

Varios estudios indican que la genisteína inhibe la proliferación de las células cancerosas induciendo la apoptosis (muerte celular programada) y bloqueando la progresión del ciclo celular. También tiene un efecto antiangiogénico, impidiendo la formación de nuevos vasos sanguíneos necesarios para el crecimiento tumoral.

Por ejemplo, la genisteína modula las vías de señalización asociadas a la proliferación y la supervivencia celular, como la vía PI3K/Akt, al tiempo que reduce las proteínas antiapoptóticas y activa las enzimas proapoptóticas.

Apoptosis inducida

La apoptosis, o muerte celular programada, es un proceso esencial por el que el organismo elimina las células dañadas o anormales. En el cáncer, este proceso suele inhibirse, lo que permite a las células tumorales sobrevivir y proliferar. La genisteína desempeña un papel clave en la reactivación de este mecanismo.

Actúa principalmente modulando las proteínas de la familia Bcl-2, un grupo de reguladores que controlan la permeabilidad de las membranas mitocondriales, un elemento crucial para desencadenar la apoptosis. La genisteína aumenta la expresión de proteínas proapoptóticas como Bax, mientras que reduce la de proteínas antiapoptóticas como Bcl-2. Esta modulación crea un desequilibrio que favorece la liberación de citocromo C en el citoplasma, lo que desencadena la activación de las caspasas, las enzimas clave responsables de la destrucción ordenada de las células.

Además, algunos estudios han demostrado que la genisteína puede activar las vías apoptóticas aumentando la concentración de calcio intracelular, lo que activa las proteasas del calcio como la calpaína y la caspasa-12, contribuyendo a la muerte de las células tumorales.

Inhibición de la proliferación celular

Además de inducir la apoptosis, la genisteína también ha demostrado una capacidad significativa para inhibir la proliferación celular. Este proceso tiene lugar principalmente a través de la interferencia con el ciclo celular. En particular, la genisteína bloquea la progresión del ciclo celular en la fase G2/M, una etapa clave antes de que la célula se divida.

Esta inhibición se debe principalmente a la regulación a la baja de la ciclina B1 y Cdc25C, dos proteínas esenciales para la transición a la fase mitótica. Al bloquear la actividad de estas proteínas, la genisteína impide que las células cancerosas se dividan, forzándolas a la detención del ciclo celular, lo que provoca su incapacidad para reproducirse.

La investigación también ha demostrado que la genisteína inhibe la actividad de las quinasas dependientes de tirosina, en particular la vía de señalización PI3K/Akt, que a menudo está sobreactivada en el cáncer. Al reducir la actividad de esta vía, la genisteína altera las señales de supervivencia celular, contribuyendo a detener la proliferación de las células cancerosas.

Efecto antiangiogénico

El crecimiento de los tumores depende en gran medida de la angiogénesis, el proceso por el que se forman nuevos vasos sanguíneos para suministrar oxígeno y nutrientes al tumor. Uno de los efectos más notables de la genisteína es su capacidad para inhibir la angiogénesis, haciendo insostenible el crecimiento tumoral.

La genisteína actúa reduciendo la expresión de factores proangiogénicos, como el VEGF (factor de crecimiento endotelial vascular) y la metaloproteinasa de matriz-9 (MMP-9), que desempeñan un papel clave en la descomposición de la matriz extracelular, un paso necesario para la formación de nuevos vasos. Al inhibir estos factores, la genisteína bloquea la creación de nuevas redes vasculares alrededor de los tumores, privando así a las células cancerosas del riego sanguíneo que necesitan para expandirse y hacer metástasis.

Este efecto antiangiogénico de la genisteína es especialmente relevante para las células del cáncer de mama, que dependen en gran medida de la angiogénesis para su propagación. Estudios in vitro e in vivo han confirmado que la genisteína puede reducir la densidad de los vasos sanguíneos tumorales y limitar la progresión de los tumores de mama, lo que sugiere una posible aplicación en tratamientos contra el cáncer.

Consumo de soja y prevención del cáncer

Se está estudiando el papel del consumo de soja y otros alimentos ricos en isoflavonas en la reducción del riesgo de cáncer de mama, sobre todo en poblaciones asiáticas donde el consumo de soja es elevado. Sin embargo, es importante señalar que los efectos de la genisteína dependen de la dosis y varían en función de numerosos factores, como la concentración de receptores hormonales en las células mamarias.

Los estudios sugieren que el consumo precoz de productos de soja puede tener un efecto protector duradero al aumentar la diferenciación de las células mamarias y reducir el número de células carcinógenas potenciales. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar el alcance y los límites de estos efectos en poblaciones no asiáticas.

Fuentes

  1. Vías moleculares de la actividad de la genisteína en células de cáncer de mama
  2. Genisteína: un potente agente contra el cáncer de mama
  3. El papel terapéutico de la genisteína en mujeres perimenopáusicas y posmenopáusicas

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