Las espiguillas, las diminutas semillas de las gramíneas, pueden ser un verdadero peligro para nuestros amigos de cuatro patas. A menudo invisibles y discretas, se incrustan en el pelaje y pueden provocar graves complicaciones si no se detectan a tiempo.
¿Qué son las espigas?
Las espiguillas son espigas secas de hierba, características de las plantas de las familias Poaceae y Cyperaceae. Son especialmente peligrosas para los animales por su estructura, que les facilita adherirse al pelaje. Una vez adheridas, las espiguillas pueden penetrar en la piel o en los orificios corporales del animal, provocando graves complicaciones.
La particularidad de las espiguillas es su capacidad para adherirse a la ropa y al pelo de los animales, sobre todo de los perros y gatos de pelo largo o rizado. Las espiguillas suelen ser invisibles a simple vista, lo que dificulta su detección. Estas diminutas semillas pueden introducirse en las almohadillas de las patas, las orejas, las fosas nasales, los ojos e incluso el tracto genital o anal. Su forma puntiaguda les permite perforar la piel y avanzar por el interior del cuerpo del animal.
La presencia de espiguillas es especialmente elevada en primavera y verano, cuando las gramíneas están completamente maduras. Las espiguillas pueden encontrarse en campos, céspedes e incluso jardines. Una vez adheridas al animal, inician su viaje a través de los tejidos, creando abscesos, fístulas y otras lesiones graves. Es vital estar alerta e inspeccionar el pelaje de tu mascota con regularidad, sobre todo después de un paseo al aire libre.
¿Cuáles son los signos de la infiltración de espiguillas?
Los síntomas de una infección por espiguillas pueden variar en función del lugar del cuerpo del animal donde se encuentre la espiguilla. Es importante estar alerta ante cualquier signo inusual, ya que una intervención rápida puede evitar complicaciones graves.
- Estornudos repetidos: Si la espiguilla penetra en la nariz, el animal puede estornudar con frecuencia, a veces acompañado de hemorragia nasal. Estos síntomas son alarmantes y requieren consulta veterinaria.
- Problemas oculares: Una espiguilla en el ojo puede provocar enrojecimiento o lagrimeo. El animal puede parpadear, frotarse el ojo o incluso mantenerlo cerrado. Estos síntomas pueden indicar ulceración corneal, que requiere tratamiento inmediato.
- Sacudidas de cabeza: Cuando una espiguilla penetra en el oído, el animal puede sacudir la cabeza enérgicamente y rascarse con frecuencia. Esto puede provocar la inflamación del conducto auditivo externo, con riesgo de perforación del tímpano.
- Cojera y lamido excesivo: Si la espiguilla se infiltra en las almohadillas, puede causar cojera visible. El perro o gato puede masticar o lamer excesivamente la zona afectada, donde puede ser visible un pequeño orificio con derrame de suero.
Tómese en serio todos los síntomas, ya que las espiguillas pueden causar daños profundos y duraderos si no se tratan a tiempo. Consulte a un veterinario en cuanto aparezcan estos signos.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
Diagnosticar la presencia de una espiguilla suele ser complejo debido al pequeño tamaño de este cuerpo extraño y a su capacidad para desplazarse por el interior del cuerpo del animal. Sólo un veterinario puede confirmar la presencia de una espiguilla mediante una serie de exámenes exhaustivos.
Durante el examen clínico, el veterinario realiza primero una auscultación meticulosa del animal. En función de los síntomas y de la presunta localización de la espiguilla, puede ser necesario realizar otras pruebas. Entre las más comunes se encuentran :
- Ecografía: Esta prueba de imagen muestra la presencia de espiguillas en los tejidos blandos, sobre todo si la espiguilla ya ha penetrado en la piel.
- Endoscopia: Utilizada principalmente para examinar las vías respiratorias y los conductos auditivos, la endoscopia permite localizar y a veces extirpar la espiguilla sin cirugía mayor.
- Fibroscopia: similar a la endoscopia, esta técnica permite visualizar las cavidades internas e identificar la presencia de espiráculos en zonas de difícil acceso, como los bronquios o el tracto genital.
Dependiendo de la localización y profundidad del espiráculo, puede ser necesaria una radiografía para detectar cualquier complicación, aunque los espiráculos en sí raramente son visibles en la imagen estándar. El diagnóstico debe ser preciso para evitar intervenciones innecesarias y garantizar la extirpación eficaz de la espiguilla.
¿Cómo se elimina una espiguilla?
El principal tratamiento para una espiguilla es extraer el cuerpo extraño del cuerpo del animal. Dependiendo de la localización de la espiguilla, el procedimiento puede ser más o menos complejo.
El veterinario utiliza pinzas para cuerpos extraños o un otoscopio para extraer la espiguilla de las zonas accesibles, como la oreja o el ojo. El procedimiento se realiza bajo sedación para evitar cualquier dolor o estrés al animal. En algunos casos, extrae la espiguilla sin anestesia cuando el animal permanece tranquilo y la espiguilla es fácilmente accesible.
Sin embargo, si la espiguilla se ha incrustado en la piel o ha empezado a migrar al interior del cuerpo, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. El veterinario explorará la zona afectada con unas pinzas de cuerpo extraño para localizar y extraer la espiguilla. Este procedimiento puede ser largo y complejo, dependiendo de la profundidad y la ubicación de la espiguilla. Si la extracción no tiene éxito, pueden ser necesarias varias operaciones, junto con tratamientos antibióticos y antiinflamatorios para limitar la infección.
En casos extremos, cuando la espiguilla ha causado abscesos o fístulas, puede ser necesaria una cirugía más invasiva. El veterinario tendrá que abrir la zona afectada, limpiar el tejido infectado y extraer la espiguilla. El seguimiento postoperatorio es crucial para garantizar la plena recuperación del animal.
¿Cuáles son las alternativas naturales?
Si sospecha la presencia de una espiguilla, no es aconsejable que intente extraerla usted mismo. Una extracción no profesional puede dejar fragmentos de la espiguilla en el interior, lo que provocaría más complicaciones. Para aliviar temporalmente a un perro con una espiguilla en el oído, a veces se sugiere verter una pequeña cantidad de aceite vegetal en el conducto auditivo. Esto ablandará la espiga y reducirá el dolor hasta que el perro sea visto por un veterinario. Sin embargo, este método no sustituye en modo alguno la intervención de un profesional.
Los remedios naturales pueden incluir compresas de manzanilla para calmar la inflamación ocular leve o baños de agua tibia para limpiar las patas después de un paseo. También pueden utilizarse aceites esenciales específicos, pero sólo bajo la supervisión de un veterinario, ya que algunas sustancias pueden ser tóxicas para los animales.
Por último, es esencial un examen veterinario para asegurarse de que la espiguilla se ha eliminado por completo y de que el animal no presenta lesiones internas. Un tratamiento precoz y adecuado es la clave para evitar complicaciones graves.
¿Cuáles son los medios de prevención?
La prevención es la mejor forma de proteger a su mascota de las arañas vasculares y las complicaciones asociadas a ellas. Pueden tomarse algunas medidas sencillas para minimizar los riesgos.
Cuando salga a pasear, es aconsejable llevar al perro con correa, sobre todo en zonas con hierba. Así podrá controlar por dónde se mueve y evitar las zonas de riesgo. En el caso de los perros de pelo largo o rizado, el recorte estival puede reducir el riesgo de que se enganchen las espiguillas. Es especialmente importante recortar el pelo alrededor de las orejas, entre las almohadillas y alrededor de la zona genital.
Después de cada paseo, es esencial inspeccionar a fondo el pelaje. Pase las manos por el cuerpo del animal para detectar cualquier espiga, prestando especial atención a las zonas ocultas, como las almohadillas y las orejas. El cepillado regular del pelaje también ayuda a prevenir la acumulación de espiguillas y otros restos vegetales.
Si tiene jardín, mantenga la hierba cortada y elimine los recortes sobrantes. Las espiguillas pueden encontrarse no sólo en la hierba alta, sino también en los céspedes cuidados. Tomando estas precauciones, reducirá considerablemente el riesgo de que su mascota se vea afectada por estos pequeños pero formidables viajeros.