¡Los PFAS se están infiltrando en tu cerebro sin que te des cuenta!

Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) son compuestos químicos que se utilizan en una amplia gama de productos industriales desde hace más de 70 años. Conocidos por su resistencia al calor, el agua y la grasa, los PFAS se encuentran en envases de alimentos, textiles, espumas contra incendios e incluso cosméticos. Sin embargo, cada vez preocupa más su persistencia en el medio ambiente y su tendencia a acumularse en los organismos vivos. Entre los efectos indeseables más preocupantes, la acumulación de estas sustancias en el cerebro humano es una amenaza aún desconocida pero potencialmente devastadora.

PFAS: una amenaza persistente para el medio ambiente y la salud

Los PFAS se denominan a veces “sustancias químicas eternas” por su gran resistencia a la degradación natural. Su naturaleza bioacumulativa significa que se acumulan en los tejidos humanos con el paso del tiempo, sobre todo en órganos vitales como el hígado, los riñones y, más recientemente, el cerebro. Los estudios los han relacionado con graves problemas de salud, como alteraciones hormonales, disfunciones inmunitarias, cáncer y trastornos neurológicos. Pero, ¿cómo llegan estos compuestos al cerebro, un órgano protegido por la barrera hematoencefálica?

¿Qué es la barrera hematoencefálica?

La barrera hematoencefálica (BHE) es una estructura protectora que rodea el cerebro y regula cuidadosamente las sustancias que pueden entrar en él desde el torrente sanguíneo. Su función principal es impedir que las toxinas y los agentes patógenos lleguen a las células cerebrales, permitiendo al mismo tiempo el paso de nutrientes esenciales. Sin embargo, los PFAS tienen la capacidad única de atravesar esta barrera protectora, acumulándose en el cerebro. Pero, ¿cómo consiguen eludir esta protección natural?

¿Pueden los PFAS atravesar la barrera hematoencefálica?

Investigaciones recientes han revelado que ciertas sustancias exógenas, incluidos los PFAS, pueden efectivamente atravesar la barrera hematoencefálica. Esto ocurre probablemente a través de transportadores específicos o mediante intercambios en la circulación cerebral. Una vez que han cruzado esta barrera, los PFAS se acumulan en el tejido cerebral, pudiendo causar daños a largo plazo. Este proceso es especialmente preocupante porque hace que los PFAS puedan influir directamente en el funcionamiento del sistema nervioso central.

No todos los PFAS atraviesan la BBB por igual. Los estudios demuestran que los PFAS de bajo peso molecular, incluidos los PFAS de cadena corta, tienen mayor capacidad para acumularse en el cerebro que los PFAS de cadena larga. Por ejemplo, la investigación en pacientes con glioma ha demostrado que compuestos como el clorofluoroetilsulfonato 6:2 (6:2 Cl-PFESA) y los PFOS (ácido perfluorooctano sulfónico) se acumulan significativamente en el tejido cerebral, lo que sugiere que los sustitutos químicos utilizados para sustituir a los PFAS tradicionales no son necesariamente más seguros.

Acumulación de PFAS en el cerebro: lo que muestran los estudios

En un estudio piloto se analizaron muestras de plasma y tejido cerebral de pacientes con glioma para detectar la presencia de 17 tipos de PFAS. Los resultados mostraron que los PFAS de bajo peso molecular, incluidos algunos PFAS emergentes, tienen mayor capacidad para acumularse en el cerebro que los PFAS de cadena larga. Esta acumulación es tanto más alarmante cuanto que estas sustancias pueden persistir en el tejido cerebral durante largos periodos, exponiendo al cerebro a efectos tóxicos prolongados.

Una de las conclusiones más preocupantes sobre los PFAS es su posible relación con el desarrollo de enfermedades neurológicas, incluidos los tumores cerebrales. Por ejemplo, el estudio mostró una fuerte correlación entre la concentración de FOSA (perfluorooctano sulfonamida) en el cerebro y la progresión de gliomas, una forma de tumor cerebral maligno. Aunque las pruebas aún no son suficientes para establecer una relación causal directa, los resultados sugieren que los PFAS pueden desempeñar un papel en la aparición y progresión de tumores cerebrales.

Los estudios demuestran que la permeabilidad de la BBB puede variar con la edad. De hecho, los investigadores han observado que la eficacia de transmisión de los PFAS a través de la BBB tiende a aumentar con la edad, lo que podría explicar por qué las personas mayores son más vulnerables a los efectos tóxicos de los PFAS en el cerebro. Este hallazgo subraya la importancia de vigilar los PFAS en poblaciones que envejecen, sobre todo en lo que respecta a los riesgos neurológicos.

Estrategias naturales para reducir la exposición a los PFAS

Actualmente no existen remedios naturales específicos para eliminar los PFAS del cuerpo humano, ya que estas sustancias son extremadamente persistentes y difíciles de descomponer. Sin embargo, varios enfoques naturales pueden ayudar a limitar la exposición y apoyar los mecanismos naturales de desintoxicación del organismo.

  1. Filtración del agua: El uso de filtros específicos, como los de carbón activado o los de ósmosis inversa, puede reducir considerablemente la exposición a los PFAS en el agua potable. Estos filtros se recomiendan porque los PFAS contaminan frecuentemente el agua.
  2. Evitar los productos que contienen PFAS: Reducir el uso de productos de consumo cotidiano que contienen PFAS, como las sartenes antiadherentes (tipo teflón), los envases de alimentos y los textiles resistentes al agua y a las manchas, puede limitar la exposición.
  3. Seguir una dieta rica en antioxidantes: Aunque no elimina directamente los PFAS, una dieta rica en antioxidantes naturales, fruta, verdura y fibra puede favorecer los procesos naturales de desintoxicación del hígado y los riñones, ayudando al organismo a gestionar las toxinas generales.
  4. Tomar precauciones en casa: Limpiar el polvo con regularidad y utilizar aspiradoras equipadas con filtros HEPA puede ayudar a reducir la exposición a los PFAS presentes en el polvo doméstico, una de las principales fuentes de contaminación.

Fuentes

  1. Exposición a sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) en plasma y su eficacia de transmisión a través de la barrera hematoencefálica: estudio piloto
  2. La preocupación por las PFAS, “sustancias químicas para siempre”, es alta, pero los remedios siguen siendo remotos
  3. Harvard – Protección contra las “sustancias químicas para siempre

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