Desarrollo del comportamiento del gatito

El desarrollo del comportamiento del gatito abarca el periodo prenatal y las primeras semanas de vida. Estas fases son cruciales para conformar la identidad del gatito y pueden influir en la aparición de trastornos del desarrollo, en particular formas de agresividad. Comprender el estilo de vida felino es esencial para entender estos trastornos.

Las primeras semanas de vida del gatito

Durante el periodo de gestación de 59 a 63 días, el embrión es sensible a las emociones maternas y desarrolla sus órganos sensoriales. Percibe las caricias en el vientre de su madre, lo que influye en su desarrollo.

El periodo neonatal, hasta que abre los ojos (del séptimo al décimo día), se caracteriza por reflejos como el enterramiento y la succión. El apego es unilateral, de la madre al gatito.

El periodo de transición va desde la apertura de los ojos hasta la adquisición del oído (vigésimo día) y marca la maduración de los órganos sensoriales. El apego se vuelve bilateral con el reconocimiento de la madre como fuente de consuelo.

De la segunda a la séptima/octava semana, esta fase es crucial para el aprendizaje y la socialización. Los estímulos ambientales influyen en la maduración de las sinapsis y en el establecimiento del comportamiento social.

Socialización

Existen dos tipos de socialización: interespecífica e intraespecífica.

La socialización intraespecífica representa la identificación del gatito con su propia especie. Este proceso, comparado con la impronta descrita por Lorenz, tiene lugar principalmente a través de las interacciones con su madre y sus hermanos. Durante este periodo, el gatito aprende los códigos de comunicación específicos de la especie felina. La exposición temprana a otros individuos de la especie suele ser suficiente para garantizar una socialización adecuada. Una camada numerosa y el mantenimiento de los hermanos juntos hasta la octava o décima semana contribuirán a garantizar una socialización óptima. Una socialización inadecuada con su propia especie puede provocar problemas de comportamiento, como miedo o agresividad hacia congéneres.

A diferencia de la socialización intraespecífica, la interespecífica implica el reconocimiento de las “especies amigas”. Esta fase es más compleja y requiere encuentros en un entorno favorable y recordatorios posteriores. Los contactos deben ser positivos y repetidos, en presencia de una madre tranquila. Una socialización insuficiente con otras especies puede provocar reacciones agresivas por miedo o comportamientos depredadores.

Umbral de homeostasis sensorial

La homeostasis sensorial se refiere a la estabilidad emocional de un individuo frente a las variaciones de su entorno. Durante el periodo sensible, el sistema nervioso sólo conserva las conexiones estimuladas. Las demás desaparecen para siempre. Por tanto, estimular cada sentido es crucial. Esto ayuda al gatito a definir su umbral de homeostasis sensorial. Este umbral influirá en su reacción a los estímulos de su entorno.

Adquirir este nivel sensorial requiere una interacción activa con el entorno. Los estudios han demostrado que los gatitos privados de interacción con su entorno, a pesar de estar situados en un entorno visual normal, desarrollan déficits sensoriales. El papel crucial de la madre en este proceso de aprendizaje es innegable. Ella proporciona un entorno seguro que permite al gatito explorar su mundo sin miedo, al tiempo que regula su actividad motora para una exploración eficaz.

Un umbral de homeostasis sensorial elevado garantiza el éxito de la adaptación al futuro entorno, evitando la aparición de fobias o agresiones por miedo. También es crucial garantizar que el entorno de desarrollo del gatito sea adecuado a su futuro entorno vital. Un entorno insuficientemente estimulante puede provocar dificultades de adaptación a un entorno más estimulante, mientras que un entorno demasiado rico en estímulos puede provocar comportamientos ansiosos y agresivos.

Adquirir autocontrol

Cada secuencia de comportamiento consta de tres fases distintas. La fase apetitiva es desencadenada por un estímulo y tiene por objeto modificar el estímulo para desencadenar la fase siguiente. La fase consumatoria, en el corazón de la secuencia, permite al animal satisfacer su necesidad, volviendo así a un estado inicial de equilibrio. Por último, la fase de parada pone fin al comportamiento, actuando como una “señal de fin” adquirida durante la fase de socialización.

Al nacer, el gatito no puede moverse de forma autónoma, desplazándose a gatas. El gateo comienza hacia la segunda semana, y el gatito se vuelve lo suficientemente ágil hacia la tercera semana para jugar y explorar su entorno. El juego social comienza entre la tercera y la quinta semana, con un predominio de los “juegos de lucha” en torno a la duodécima/cuarta semana, simulando peleas inmaduras y enseñando comportamientos agresivos. El juego individual persiste hasta la edad adulta, a diferencia del juego social.

El juego desempeña un papel crucial en el desarrollo de las habilidades motoras, el comportamiento social y el comportamiento depredador. Bajo supervisión materna, el gatito aprende a moderar su comportamiento, a retraer sus garras y a inhibir sus mordiscos, desarrollando así el autocontrol. Sin esta regulación, el gatito puede volverse impulsivo y mostrar un comportamiento agresivo. En el caso de un gatito huérfano, es esencial que el propietario ejerza este control, de lo contrario el gatito corre el riesgo de desarrollar un déficit de autocontrol, o incluso un síndrome de hipersensibilidad-hiperactividad (HSHA), que requiere una intervención similar a la de la madre para corregir el comportamiento inadecuado.

Aprender

Los gatitos desarrollan su experiencia y su comportamiento interactuando con su entorno, su madre y sus hermanos, a través de diversos tipos de aprendizaje.

  • Aprendizaje por asociación: inspirada en los trabajos de Pavlov, esta forma clásica de condicionamiento muestra cómo el gato asocia dos estímulos a un estado y, a continuación, vincula uno de estos estímulos a ese estado. Por ejemplo, un gato que siente miedo o dolor en presencia de un estímulo concreto puede asociar este malestar con el estímulo y mostrar posteriormente agresividad por miedo.
  • Aprendizaje instrumental: la teoría de Skinner constituye la base del condicionamiento operante, que explica cómo las consecuencias refuerzan el comportamiento. Por ejemplo, el “síndrome del tigre” puede reforzar positivamente la agresividad. Esto permite al gato escapar más rápidamente de un estímulo desagradable o conseguir comida.
  • Aprendizaje por imitación: este tipo de aprendizaje consiste en reproducir el comportamiento observado. Los gatitos pueden aprender imitando a su madre o a otros animales. Por ejemplo, los gatitos criados con perros pueden adoptar comportamientos caninos, como levantar la pata para orinar. Del mismo modo, los gatitos que observan a su madre resolver problemas pueden encontrar soluciones similares más rápidamente.

Estos mecanismos de aprendizaje son cruciales para los gatitos. Moldean su comportamiento futuro, incluida la caza temprana y el control de esfínteres. La madre es un modelo esencial para los gatitos. Sin embargo, los gatitos criados por una madre agresiva tienden a ser más agresivos. Esto sugiere que la agresividad se aprende por imitación.

Nociones de apego y desapego

El apego y el desapego maternos son etapas fundamentales en el desarrollo conductual del gatito.

Al principio, el apego es unilateral, de la madre a sus gatitos, y luego se convierte en bilateral en cuanto los gatitos son capaces de reconocer a su madre. Este vínculo es esencial para el desarrollo cognitivo y social del gatito.

El desprendimiento materno, que marca el final del desarrollo comportamental, permite a su vez el apego al territorio. Este proceso puede ser brusco. La madre caza a sus gatitos, a menudo a partir de la cuarta semana, cuando comienza el destete alimentario. Este comportamiento puede retrasarse y ser progresivo hasta alrededor de la duodécima o decimocuarta semana. Varios factores influyen en el momento del desprendimiento, como la primiparidad o madurez de la madre, un retorno temprano al celo, una camada numerosa o la presencia de gatos adultos hostiles. Por lo general, las gatitas hembras se toleran más tiempo que los machos dentro de la camada, mientras que condiciones como el destete tardío de la comida o un gatito único retrasan el desprendimiento.

Estos procesos son cruciales para la adaptación del gatito a su entorno e influyen en su capacidad para desarrollar vínculos duraderos con su territorio y otros congéneres.

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