Las horquillas de mi caballo están podridas: ¿qué puedo hacer?

La podredumbre en horquilla es una afección común de los cascos. Está causada principalmente por condiciones de humedad prolongada, malas prácticas de higiene o falta de mantenimiento regular de los pies del caballo. Afecta a la ranilla, una estructura en forma de V situada en la parte inferior del casco. La ranilla desempeña un papel crucial en la amortiguación y la circulación sanguínea del pie. Cuando se ve afectada por la podredumbre, la ranilla se vuelve blanda, quebradiza y desprende un olor desagradable, lo que puede dar lugar a infecciones más graves si no se trata con rapidez. Aunque la podredumbre de la ranilla suele ser benigna y tratable, puede perjudicar la locomoción y, en última instancia, comprometer la salud general de la pezuña. Un tratamiento rápido y una prevención rigurosa son esenciales para evitar complicaciones y mantener el bienestar del caballo.

¿Qué es una ranilla?

La ranilla es una estructura esencial del casco del caballo, situada en la parte posterior del pie, entre los glomes y las barras. De forma triangular, está formada por queratina, una sustancia más blanda y elástica que la que compone el resto del casco. Alrededor del 50% de su composición es agua, lo que le confiere la flexibilidad necesaria para desempeñar su función.

La ranilla actúa como un amortiguador natural cuando el casco golpea el suelo. Absorbe parte del choque. Protege las articulaciones y las estructuras internas del pie, como la falange distal. Su función está directamente relacionada con la circulación sanguínea, ya que interviene en el mecanismo de la bomba hidráulica, facilitando una vascularización óptima del pie.

Una ranilla sana contribuye a la estabilidad y elequilibrio del caballo, así como a la distribución eficaz de las cargas durante el movimiento. Esto la convierte en un elemento crucial no sólo para la comodidad del caballo, sino también para prevenir lesiones y optimizar el rendimiento.

¿Cuáles son las causas de una ranilla podrida?

La podredumbre de la ranilla es una afección frecuente en los caballos. Está causada por la proliferación de bacterias anaerobias en condiciones favorables. Varios factores ambientales son responsables.

Los ambientes húmedos y fangosos favorecen esta infección. La humedad excesiva reblandece el cuerno del casco, lo que permite el desarrollo de microorganismos patógenos. El mal drenaje de los prados o la suciedad de las camas amplifican el riesgo al crear un entorno ideal para las bacterias.

La falta de higiene también es un factor clave. La acumulación de barro y residuos en los huecos de las horquillas crea condiciones anaeróbicas, propicias para la putrefacción. Además, la conformación del pie, como talones bajos o lagunas profundas, puede agravar este problema.

Por último, la calidad del cuerno y la conformación de los pies del caballo desempeñan un papel crucial. Un cuerno debilitado por factores genéticos o nutricionales hace que el casco sea más vulnerable a las infecciones. Un control regular por parte de un herrador y unas prácticas de mantenimiento adecuadas son esenciales para prevenir esta afección.

¿Cómo reconocer una horquilla podrida?

La podredumbre de la horquilla es una afección frecuente en los caballos, caracterizada por varios síntomas distintos. Uno de los primeros signos es un olor desagradable que emana de la pezuña, a menudo descrito como similar al de los huevos podridos. Este olor se debe a la proliferación de bacterias anaerobias, que descomponen los tejidos de la ranilla.

La horquilla también puede volverse blanda y decolorarse de negro, con una textura esponjosa. Las lagunas laterales y mediales pueden volverse huecas. Asimismo, el uso del punzón en estas zonas puede revelar sensibilidad o dolor en el caballo.

La podredumbre puede provocar cojera, debido a la pérdida de apoyo de la horquilla y a la inflamación de los tejidos. El caballo puede caminar con precaución, evitar poner peso sobre el casco afectado o mostrar una mayor sensibilidad al caminar sobre superficies duras.

En casos graves, la podredumbre puede conducir a la formación de un absceso. Esto provoca dolor intenso, aumento del pulso digital e hinchazón localizada. Requiere una intervención inmediata.

¿Cuáles son las consecuencias?

La podredumbre de la horquilla tiene consecuencias importantes para la salud y la locomoción del caballo. Una horquilla dañada pierde su capacidad de asegurar un buen rebote, esencial para propulsar el movimiento. Esto provoca una marcha menos fluida y afecta al rendimiento general del caballo, pudiendo incluso alterar su comportamiento.

Además, una horquilla que no funciona comprometela absorción de impactos durante el movimiento. Esto aumenta la presión sobre las articulaciones y los tendones. Esto aumenta el riesgo de lesiones articulares o tendinitis. La sobrecarga de las estructuras internas del pie puede provocar dolor crónico.

Como consecuencia de esta mala distribución del peso, puede producirse cojera. El caballo adopta entonces una marcha irregular, lo que indica dolor o desequilibrio. Esta disfunción afecta no sólo a la movilidad, sino también a la circulación sanguínea en el pie, agravando los problemas.

Por tanto, vigilar los primeros signos de podredumbre de la ranilla es crucial para evitar complicaciones graves y preservar el bienestar general del caballo.

¿Cómo puedo tratarla de forma natural?

El tratamiento natural de la podredumbre de la ranilla se basa en soluciones eficaces que respetan la salud del caballo. He aquí algunos remedios naturales a tener en cuenta:

  • Extracto de semilla de pomelo (EPP): es un potente agente antifúngico y antibacteriano.El EPP combate la podredumbre al tiempo que estimula la regeneración de los tejidos gracias a su contenido en vitamina E. Favorece la rápida recuperación de la horquilla.
  • Bálsamo de Perú: esta resina marrón procedente de un árbol centroamericano es famosa por sus propiedades regeneradoras de la piel. Acelera la cicatrización de las horquillas dañadas.
  • Aceite de hígado de bacalao: rico en vitamina A y ácidos grasos esenciales, estimula el crecimiento de los cuernos y favorece la regeneración de los tejidos.
  • Arcilla de bentonita: al absorber el exceso de humedad, esta arcilla es ideal para limpiar y favorecer la cicatrización de las horquillas dañadas.
  • Aceite de cadera y aceites esenciales de tomillo y árbol del té: conocidos por sus propiedades purificantes y antibacterianas. Limpian y protegen la horquilla contra la humedad y las infecciones.

Estos tratamientos naturales deben combinarse con un mantenimiento regular y una buena higiene para prevenir y tratar eficazmente la podredumbre de la horquilla.

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