El uso del bozal por los perros es un tema que suscita mucho debate, tanto entre los propietarios de animales de compañía como en las comunidades veterinaria y legislativa. A menudo percibido como una herramienta de control restrictiva, el bozal es en realidad un accesorio que, si se utiliza correctamente, puede contribuir a la seguridad pública, al bienestar animal y a una mejor convivencia entre los perros y su entorno.
¿Para qué sirve un bozal?
El bozal es obligatorio para todos los perros de categoría, sean dóciles o no, y para todos los perros que utilicen transportes públicos. Este accesorio desempeña un papel crucial en la terapia conductual, sobre todo cuando los miedos pueden provocar reacciones agresivas. Contrariamente a la creencia popular, el bozal no es un castigo, sino una herramienta de seguridad. Cuando está bien colocado, el perro puede aceptarlo sin restricciones.
Los bozales se utilizan en diversas situaciones: para prevenir problemas de comportamiento, para evitar mordeduras, para proteger durante un tratamiento veterinario y para cumplir los requisitos legales, sobre todo en el caso de los perros denominados “peligrosos”. Impide que el animal utilice sus mandíbulas, reduciendo así el riesgo de mordeduras. También evita comportamientos indeseables, como quitarse un vendaje, ladrar o morder por miedo.
Los bozales son adecuados para perros de todos los tamaños. Incluso un perro pequeño puede causar lesiones graves. La presión ejercida por un Jack Russel alcanza los 50 kg/cm², mientras que un Pitbull puede llegar a los 500 kg/cm². Por tanto, llevar bozal es una medida de precaución en situaciones de alto riesgo, como en el transporte público o cerca de niños.
Para que el bozal sea bien aceptado, es fundamental acostumbrar al perro de forma gradual y positiva. Esto puede incluir actividades agradables, como paseos con olfateo. En caso de lesión o estrés, el bozal también puede facilitar la atención veterinaria y evitar comportamientos defensivos.
Utilizado adecuadamente, el bozal se convierte en una herramienta de gestión que garantiza la seguridad de todos y mejora la convivencia entre los perros y su entorno.
¿Qué dice la ley?
El bozal es obligatorio para los perros de categoría 1 y 2, como los Pitbull, los Rottweiler y los American Staff, según la legislación francesa. El artículo L.211-14-2 del Código Rural y de Pesca Marítima francés estipula que estos perros deben llevar bozal en la vía pública, en las zonas comunes de los edificios, en los transportes públicos y en los lugares públicos. Esta obligación tiene por objeto garantizar la seguridad pública y se refiere específicamente a los perros denominados peligrosos.
La ley clasifica a los perros de categoría 1 (Staffordshire Terrier, Mastín, Tosa) como perros de ataque. Los perros deben llevar bozal y ser llevados con correa por un adulto. Según el artículo L.211-6, estos perros no pueden estar en lugares públicos ni en transportes públicos, aunque lleven bozal. Además, los propietarios deben registrar a su perro en el ayuntamiento, demostrar que el animal está identificado y vacunado contra la rabia y obtener un permiso de tenencia expedido por decreto municipal. Los propietarios también deben presentar un certificado de esterilización para los perros de esta categoría. En caso de incumplimiento, las autoridades impondrán una multa de 450 euros.
Los perros de categoría 2, definidos como perros de guardia y defensa (Rottweiler, American Staffordshire Terrier), están sujetos a las mismas restricciones en cuanto al uso del bozal en lugares públicos y en los transportes públicos. El artículo L.211-14 exige una evaluación del comportamiento realizada por un veterinario autorizado, y el perro debe estar cubierto por un seguro de responsabilidad civil. La licencia canina es obligatoria y los infractores se exponen a sanciones severas.
Entre los textos de referencia figuran la ley 99-5, de 6 de enero de 1999, y la ley 2008-582, de 20 de junio de 2008, que refuerzan las medidas de prevención contra los perros peligrosos. Llevar bozal es una medida esencial de seguridad pública, regulada por leyes estrictas, destinada a proteger a las personas y evitar accidentes; aunque la raza del perro no es el único factor que influye en su comportamiento.
Elegir el bozal adecuado
Para los perros de categoría 1 y 2, es esencial elegir un bozal resistente y cómodo. Estos perros, considerados potencialmente peligrosos, deben llevar un bozal de cuero cuando circulan por la vía pública, de acuerdo con la ley. Para situaciones ocasionales, como una visita al veterinario, utilice un bozal de nylon que, a pesar de ser menos resistente, es adecuado para un uso preventivo.
Es fundamental elegir la talla adecuada midiendo el bozal de tu perro con una cinta métrica. Elija un bozal lo suficientemente holgado como para deslizar un dedo entre la cinta métrica y el bozal, para garantizar la comodidad del animal. Los adiestradores y cuidadores de perros prefieren los bozales de cuero por su resistencia y durabilidad, especialmente para perros con hocico corto, como los Boxer.
Los bozales de golpe, utilizados por los adiestradores de perros para misiones de guardia, transforman el bozal en un arma defensiva tras un adiestramiento específico.
Sea cual sea el tipo de bozal que utilice, entrene a su perro con calma y gradualmente. El bozal debe permitir al animal respirar y beber con facilidad. Los bozales de cesta o jaula de plástico o acero son los más adecuados, ya que respetan las necesidades fisiológicas del perro. Evite los bozales cerrados de nailon, que no permiten al perro jadear correctamente, salvo en caso de manipulación breve en un ambiente fresco.