Los parásitos transmitidos por mosquitos representan un gran reto para la salud pública mundial, en particular el paludismo y la filariasis linfática. El paludismo, causado por parásitos del género Plasmodium, lo transmiten los mosquitos Anopheles y afecta a millones de personas cada año, principalmente en el África subsahariana. La filariasis linfática, causada por gusanos parásitos como Wuchereria bancrofti, es transmitida por mosquitos Culex, Anopheles y Aedes, y causa discapacidad y sufrimiento considerables. Este artículo explora los mecanismos de transmisión, los síntomas y las estrategias de prevención y tratamiento de estas graves enfermedades parasitarias.
Paludismo: una batalla constante contra un asesino invisible
El paludismo es una grave enfermedad parasitaria causada por protozoos del género Plasmodium y transmitida por mosquitos del género Anopheles. Presente principalmente en regiones tropicales y subtropicales, el paludismo causa millones de casos cada año. Es responsable de cientos de miles de muertes, principalmente entre niños menores de cinco años. Los síntomas del paludismo incluyen fiebre, escalofríos, dolores de cabeza y musculares. Si el tratamiento no se administra con rapidez, pueden derivar en complicaciones graves como anemia, insuficiencia orgánica y muerte.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?
El paludismo está causado por parásitos del género Plasmodium, transmitidos por mosquitos del género Anopheles. Estos mosquitos, activos principalmente de noche, se encuentran en zonas tropicales e intertropicales, sobre todo en África. Cuatro especies de Plasmodium causan el paludismo humano: Plasmodium falciparum, Plasmodium vivax, Plasmodium malariae y Plasmodium ovale. P. falciparum y P. vivax son las más comunes, siendo P. falciparum la más grave.
Los síntomas suelen aparecer entre 7 y 15 días después de la picadura infectante. Incluyen fiebre, dolor de cabeza, vómitos y dolor muscular. Si no se trata durante 24 horas, P . fal ciparum puede evolucionar a una forma grave. En este caso, afecta a los sistemas neurológico, respiratorio y cardiaco, así como a las células sanguíneas y el hígado. Las formas P . vivax y P. ovale pueden provocar recaídas semanas o meses después de la primera infección, debido a formas latentes en el hígado.
El diagnóstico se basa en la detección de parásitos en la sangre, y el tratamiento utiliza fármacos antiparasitarios específicos. La intervención precoz reduce la intensidad del ataque del paludismo, una enfermedad infecciosa potencialmente mortal transmitida por los mosquitos Anopheles.
¿Qué se puede hacer?
Filariasis linfática: comprender y prevenir una enfermedad debilitante
La filariasis linfática, también conocida como elefantiasis, es una enfermedad parasitaria causada por gusanos filáricos como Wuchereria bancrofti, Brugia malayi y Brugia timori. Transmitida por varios tipos de mosquitos, esta enfermedad afecta al sistema linfático. Provoca graves hinchazones y deformidades de las extremidades y los genitales. Presente en muchas regiones tropicales y subtropicales, la filariasis linfática afecta a millones de personas. Puede provocar discapacidad física y un importante estigma social. Los esfuerzos de prevención y tratamiento incluyen la distribución de medicamentos antiparasitarios, el control del mosquito vector y la educación de las poblaciones de riesgo.
¿Cómo se manifiesta la enfermedad?
La filariasis linfática, comúnmente conocida como “elefantiasis”, es una enfermedad tropical de África y Asia causada por gusanos filáricos. Estos parásitos, transmitidos al ser humano en forma de larvas a través de mosquitos (géneros Culex, Anopheles y Aedes), penetran en los vasos linfáticos donde se convierten en adultos, viven de 6 a 8 años y producen millones de microfilarias.
Los síntomas iniciales suelen ser asintomáticos, pero la enfermedad daña el sistema linfático, provocando daños renales y alteraciones de la inmunidad. Más tarde aparecen signos visibles: linfedema (hinchazón de los tejidos), elefantiasis de las extremidades y, en los hombres, hidrocele (hinchazón del escroto).
El diagnóstico se basa en la detección de microfilarias en la sangre, tomada por la noche, y la serología para identificar anticuerpos. El tratamiento consiste en antiparasitarios como la dietilcarbamazina, laivermectina yel albendazol, a veces combinados con antibióticos como la doxiciclina.
¿Qué se puede hacer?
La filariasis se da principalmente en regiones tropicales de Asia, África, América Central y del Sur. Afectará a unos 51,4 millones de personas en 2020, aunque sólo un tercio de ellas mostrará algún signo de la enfermedad. La OMS se propuso erradicar esta enfermedad ya en 1997, con un programa lanzado en 2000 bajo los auspicios de la Alianza Mundial para Eliminar la Filariasis Linfática. Se han logrado avances significativos, sobre todo en Extremo Oriente, aunque no tanto en África.
En 2020 continuará el programa de eliminación. Su objetivo es interrumpir la transmisión de la enfermedad mediante la administración masiva de fármacos y tratar los casos de morbilidad. A pesar del impacto de la pandemia de Covid-19 en las actividades de administración masiva de medicamentos, se han realizado progresos. Actualmente, 72 países son endémicos, 48 de los cuales requieren la administración masiva de medicamentos.
La OMS recomienda repetir la quimioterapia preventiva cada año para detener la propagación de la infección. Desde el año 2000, se han administrado más de nueve mil millones de tratamientos. En 2018, se infectaron 51 millones de personas, lo que representa una reducción del 74% desde el inicio del programa. Gracias a estos esfuerzos, 740 millones de personas ya no necesitan quimioterapia preventiva. La OMS también promueve el control de los mosquitos para reducir la transmisión de la enfermedad.