El hisopo es una de las plantas místicas de la antigüedad. Su nombre deriva del griego “azoh” o “hierba santa”. Los hebreos consideraban el hisopo una hierba sagrada, “purificadora”. Hipócrates, Galeno y Dioscórides, cada uno en su época, ensalzaron las propiedades de esta planta. Se extendió por Europa a partir del siglo XII, gracias a los monjes. Y no olvidemos que las abejas recolectan con pasión las flores de hisopo… ¡que producen una miel deliciosa! El aceite esencial se utiliza en licores (Chartreuse, Bénédistine).
En la antigüedad, el hisopo se utilizaba para tratar la bronquitis y la pleuresía, pero también era una hierba sagrada. El hisopo se menciona en la Biblia por su uso en rituales de purificación. Durante la Edad Media, se atestiguaron sus virtudes pulmonares. En el siglo IX, el hisopo se utilizaba como fumigante para combatir las epidemias de peste. En el siglo XVII, se utilizaba como jarabe expectorante para combatir la tos y diversas afecciones respiratorias infecciosas.
Nombre latino:
- Hyssopus officinalis L.
Familia botánica:
- Lamiaceae
Órgano productor:
- Partes aéreas floridas
Modo de acción conocido o presunto:
- Los diterpenos son principios probablemente activos en la esfera pulmonar (por ejemplo, el ácido grindélico de Grindelia, la marrubiina del marrubio, la hiedra terrestre, el hisopo, etc.), la marrubiina es un antagonista de la serotonina
Un poco de historia:
- El perfume se utilizaba antiguamente para purificar los templos
- Hipócrates ya lo recomendaba para las afecciones bronquiales
- Muy utilizado en la Edad Media, recomendado en el “Regimen sanitatis salernitarum” para las afecciones pulmonares
- Vulnerarius viene de vulnus -eris herida => vulnerarius = adecuado para curar heridas
Desde la antigüedad hasta nuestros días, innumerables personas se han interesado por el hisopo. Según las épocas, ha alcanzado su apogeo o ha caído en desuso, con sus virtudes olvidadas. Médicos, botánicos, astrólogos, etc., muchos han encontrado algo que decir o volver a decir sobre él, a veces de formas muy diversas. Pero, como dice el viejo refrán, “quien compite con las virtudes del hisopo sabe demasiado”.
En la Edad Media, el hisopo destacaba sobre todo por sus usos culinarios y medicinales. A menudo mencionado en el Viandier de Taillevent, el hisopo parece haber sido una de las plantas favoritas del autor del Mesnagier de Paris. Entre otras cosas, propone una receta de alubias de cordero condimentadas con perejil, salvia, macis e hisopo. En cuanto al botiquín, siempre está lleno de esta beneficiosa planta. Fue utilizada por algunos de los más grandes, como Rhazès, que recomendaba la fumigación como antiséptico en tiempos de peste. Trotula, de Salerno, recomendaba el hisopo: “para la tos catarral, utilizar vino o ysope cocido e higos secos”.
“El hisopo, con éxito, purga a los flemáticos, dice todavía esta famosa escuela de medicina; hervido con miel, ayuda a los pulmonares; y mediante un color brillante de la tez corrige la palidez”, propiedad esta última tomada de Dioscórides, transmitida también por Macer Floridus y Alberto Magno, que no descuidaron el hisopo como remedio respiratorio (catarro, tos) y digestivo (estreñimiento, flatulencias, parásitos intestinales), dioscórides también utilizaba el hisopo para tratar el dolor de muelas y de oídos, pero olvidó por completo que también era un remedio para los ojos, como señaló Hildegarde de Bingen. Sensible al poder terapéutico del hisopo sobre los pulmones, prefería sin embargo su acción sobre la esfera gástrica, afirmando que “el hisopo es más útil para los que padecen esta enfermedad que para los que sufren de los pulmones”.
Hildegarda también cuidaba mucho las cuerdas vocales de su coro de monjas, utilizando el hisopo cuando eran propensas a la ronquera. Por último, para perpetuar los ritos de aspersión, utilizó el hisopo en una enfermedad considerada castigo divino en la Edad Media: la lepra.
En los siglos XVI y XVII, con Matthiole, Tragus, Fuchs, Lobel, Simon Paulli, Schroder y otros, se perpetuaron las prescripciones anteriores del hisopo, haciendo especial hincapié en su eficacia para tratar las afecciones pulmonares. Sin embargo, algunos de ellos aportaron alguna innovación, para bien, como Paulli, que alababa la utilidad del hisopo para los golpes y contusiones muy violentos (como los cascos de caballo), y para mal, con Matthiole, que afirmaba que “el hisopo mejora el estado de los epilépticos, ¡sobre todo cuando se toma siete noches seguidas!”
En cuanto al hisopo, no es de extrañar que aparezcan nombres muy conocidos, como el deHipócrates, que atribuyó a la planta la cura de la pleuresía, una afección pulmonar que sellaría el destino del hisopo como remedio respiratorio de primer orden, virtud que se extendería a las inflamaciones pulmonares, la tos inveterada y los catarros bronquiales. Las pruebas son muy claras: el hisopo purga los pulmones de sus humores húmedos y, además, evacua los parásitos de los intestinos.
Pero cabe preguntarse si se trata del hisopo que conocemos. el botánico francés Joseph Pitton de Tournefort (1656-1708) dijo: “Ay”, exclamó, “sería mejor decir que el hisopo quizá no lo conoce nadie”, criticando rotundamente las lagunas descriptivas de las plantas de las que se hablaba en la Antigüedad, o mejor dicho, de las que no se hablaba, según el principio del satis notum.
Aunque el retrato botánico del hisopo está ausente de la Materia medica, es posible sin embargo reconocer una figura terapéutica fiel en el pasaje que sigue: “Tiene la virtud de secar y calentar. Cocido con higos, agua, miel y ruda, y luego bebido, beneficia los defectos pulmonares, la tos antigua, la opresión torácica, el catarro y el asma. Mata los gusanos del cuerpo […]
Se come con higos frescos machacados para aflojar el estómago […] Da buen cutis […] Aplicado con agua caliente [nota del editor: en forma de decocción], quita los hematomas causados por golpes […] Una decocción de hisopo hecha con vinagre (en gárgaras) quita el dolor de muelas. El vapor de esta misma decocción […] resuelve las infecciones de oído”. Todo ello es muy admirable y constituye una valiosa referencia.
Los latinos también hicieron mucho uso del hisopo, ya fuera como médico(Scribonius Largus), agrónomo(Columella) o gastrónomo(Apicius). En la cocina, el hisopo, conocido como aromático, formaba parte de la muria romana, una mezcla de perejil, azafrán, eneldo, jengibre, levístico, pimienta y sal.
Pero el griego hyssôpos y el latín hyssopus delatan un origen oriental. Ambos términos parecen inspirarse en el árabe azzof, “planta sagrada”, y en el hebreo esobh, la planta igualmente sagrada y curativa del hebreo Nehemías. Es esta esobh la que se menciona en la Biblia, en particular enel Éxodo (XII, 22). Se conserva la sangre del sacrificio de un cordero: “Tomarás un manojo de hisopo y lo mojarás en la sangre que está en una jofaina, y rociarás la sangre que está en la jofaina sobre el dintel y los dos postes de la puerta; ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana siguiente”.
Así se aseguraba la protección contra el “destructor” y se evitaba la décima plaga de Egipto, es decir, la muerte de los recién nacidos. En cuanto a la carne de cordero, “la comerán con pan sin levadura y hierbas amargas”. Estas hierbas amargas siguen formando parte de la comida pascual judía, a través de uno de sus platos, el maror. No se trata de hisopo, sino de rábano picante, entre otras cosas. Durante la misma comida, el hisopo también se utiliza en el karpas. Se trata de un plato aromatizado con esta hierba: “el karpas se remoja en agua salada como condimento. Todos los pueblos reconocieron muy pronto las propiedades antisépticas de la sal. A menudo se utiliza en los exorcismos para ahuyentar a los demonios. Aquí, el agua salada simboliza las lágrimas derramadas en Egipto.
Una vez más, vemos que el hisopo es un cazador, que expulsa los malos humores y las alimañas, así como las emociones y los sentimientos inapropiados.
Como ocurre a menudo, los usos litúrgicos coquetean con la magia en cuanto se deslizan hacia el mundo profano. “Su pequeña silueta arbórea se ha visto como un árbol en miniatura, un resumen del mundo vegetal, una ofrenda a Dios en pequeño volumen de toda su creación. Siempre se ha utilizado para rociar agua lustrosa sobre ofrendas, sacrificios e incluso personas necesitadas de purificación.
La magia la utiliza para alejar cualquier presencia hostil a la obra que se está realizando. La tradición dice que aborrece a los demonios”. Son prácticas que se han perpetuado durante mucho tiempo, ya que Jean-Baptiste Porta recomendaba esnifar hisopo para ahuyentar los maleficios amorosos y, más recientemente, en el siglo XIX, las mujeres de los pueblos de la provincia de Palermo cosechaban hisopo el 25 de abril, “un conservante que aleja de la casa el mal de ojo y otras influencias mágicas”.
El hisopo y la medicina tradicional china
El Dr. Cazin ha resumido lo que la medicina tradicional china dice del hisopo: “El hisopo puede ser útil en todos los casos en que sea necesario estimular las funciones vitales”. Y la medicina tradicional china lo confirma: esta planta es un tónico energético para la mayoría de los meridianos. Erika Laïs afirma que “el hisopo refuerza el estómago y el tubo digestivo, así como los pulmones y todo el sistema respiratorio”. De esta sola frase se desprenden tres meridianos: el par Pulmón / Intestino Grueso, vinculado al elemento Metal, y el meridiano Estómago, regido por la Tierra. Cada uno de estos meridianos se ve afectado por trastornos fisiológicos:
- Pulmón: trastornos pulmonares (tos, bronquitis, asma, resfriados, escalofríos, trastornos de la voz), trastornos cutáneos (eczemas, dermatitis), alteraciones del sistema inmunitario.
- Intestino grueso: trastornos intestinales (estreñimiento, dolor abdominal), trastornos cutáneos (eczema, dermatitis).
- Estómago: problemas digestivos, dolor gástrico, inapetencia.
Veamos ahora los trastornos psicológicos y emocionales que puede provocar el mal funcionamiento de estos tres meridianos:
- El intestino grueso es un meridiano excretor, elimina. En circunstancias normales, evita la estasis. Es decir, estados de tensión y estrés reprimidos. En estos casos, somos incapaces de soltar lastre. El hisopo es interesante porque elimina los sentimientos de ansiedad y nerviosismo. De hecho, gracias al hisopo, este meridiano recupera sus dos puntos fuertes: la relajación y la indulgencia.
- El meridiano del Pulmón gestiona los intercambios entre el mundo circundante y nuestro propio mundo interior. Desempeñando el papel de una esclusa, sólo deja entrar lo que necesitamos. Por ejemplo, el aire que respiramos filtra el polen, el polvo, los microbios, etc. Así pues, si este meridiano funciona bien, podrás oponerte firmemente a las injerencias de personas demasiado curiosas, poniendo límites estrictos a lo que quieres y a lo que no quieres en relación con esta multitud que estaría encantada de invadirte si alguna vez bajas la guardia. Que es lo que ocurre. Por ejemplo, si el sistema inmunitario -nuestro sistema de defensa contra el mundo exterior- está perturbado, la infección está garantizada. Lo mismo ocurre con la falta de fuerza de voluntad, de coraje o de aliento. Ya no puedes defenderte, no puedes luchar contra los intrusos, esas personas diabólicas que van a por ti, ni contra tu tiempo y/o tu dinero, entre otras cosas. Los límites se rompen, ya no nos sentimos “enteros”, es decir, íntegros, y los invasores, como vulgares microbios que no dejan de ser peligrosos, se adentran, invadiendo nuestros territorios más profundos, sagrados y simbólicos. Cada ser humano es su propia iglesia, su propio lugar de culto, y su deber es no dejar entrar a un profanador. Si alguna vez se siente vacilar en alguno de estos puntos, no se demore. Utiliza el hisopo para volver a inflar el meridiano del Pulmón. En primer lugar, porque es tónico, inmunoestimulante y tiene maravillosas propiedades antiinfecciosas. Así que, si es antiinfeccioso, también es antiinfeccioso.
- El meridiano del Pulmón es sin duda para el que el hisopo es más útil. Es mucho menos el caso del meridiano del Estómago, que sólo tiene una importancia secundaria. Los puntos fuertes de este meridiano son la abundancia y la tranquilidad. La somatización en el estómago puede ser una señal de que el meridiano del Estómago está sufriendo algún daño. Esto puede expresarse mediante experiencias en el área de las emociones y los sentimientos. En estos casos, uno se siente abrumado, incapaz de terminar algo que ha empezado. Tanto es así que se convierte en una obsesión que puede derivar en delirio. En esta fase, no tiene sentido forzarse, es inútil. Es mejor recurrir al hisopo. Como regulador del sistema nervioso central, volverá a poner todo en orden.
El hisopo y la astrología médica
SegúnHenri Corneille Agrippa, el hisopo es un re, y según Anne Osmont, dominado por Júpiter. Veamos quién tiene razón.
Cáncer, el signo del Agua, depende de la acción de la Luna, y puede que le convenga utilizar hisopo tibio. Los colores asociados a la Luna, como el azul muy pálido y el azul noche, parecen ser una pista. Sin embargo, es sobre todo Júpiter el que más recuerda al color de las flores de hisopo.
Cáncer domina el pecho y el estómago, recordando dos de los meridianos de los que hemos hablado antes. Los nativos de Cáncer son, por tanto, propensos a los trastornos digestivos, para los que se recomienda el hisopo. Más aún si tenemos en cuenta sus propiedades vermífugas y la tendencia del Lunar a parasitar el tracto intestinal. En el plano respiratorio, los pulmones de Cáncer son algo frágiles (asma, tos, flema excesiva) y sensibles al frío. Todo ello se añade a su valor lunar, que interviene en otros trastornos que afectan a los cancerianos: depresión, astenia, neurastenia, hipotensión.
El astro jupiteriano afecta a dos signos del zodíaco, Sagitario y Piscis. El hisopo no es de ninguna ayuda para Sagitario, signo de fuego propenso a la hipertensión. El hisopo es hipertensivo y, por tanto, debe evitarse. En cambio, para el otro signo de Agua, Piscis, esta planta es beneficiosa. Este signo se caracteriza por la fragilidad de sus vías respiratorias e intestinales. Es propenso a las alergias respiratorias (el hisopo es antiasmático) y a la expectoración dificultosa. El resultado es una congestión bronquial debida a una eliminación insuficiente de las secreciones, resfriados, catarros, etc., cosas para las que el hisopo es excelente. Por último, el signo de Piscis se caracteriza por la anemia, la neurastenia y los estados depresivos, para los que se puede utilizar el hisopo.
En resumen, el hisopo es una planta tanto lunar como jupiteriana (a excepción de Sagitario).
De agradable fragancia cuando se arrugan suavemente sus hojas, el hisopo evoca un aroma meloso mezclado con pimienta. Su sabor seco, árido, caliente, amargo y acre recuerda en cierto modo a los suelos en los que prosperan estas plantas.
En virtud del decreto nº 2007-1198, los aceites esenciales de la lista B deben suministrarse con receta médica. Estos aceites esenciales sólo están disponibles para la industria farmacéutica. Sus posibles efectos indeseables (neurotoxicidad, causticidad, etc.) superan los beneficios esperados.