Cómo cuidar mi piel sensible

¿Su piel empieza a enrojecerse, escocer, arder o picar con sólo mirarse al espejo? Al menos eso es lo que se siente cuando se tiene una piel sensible. Hoy vamos a examinar más de cerca la piel atópica.

¿Qué es una piel sensible?

La piel sensible es un problema común, pero no es un diagnóstico médico en sí mismo. El término se refiere generalmente a la piel que es más propensa a la inflamación que la llamada piel “normal”. Sin embargo, la causa de la inflamación puede ser diferente para cada persona. Las personas con piel generalmente sensible tienen reacciones a las sustancias químicas, los tintes y las fragancias de los productos que entran en contacto con su piel. También pueden sufrir sarpullidos o irritación por la ropa o el roce. Algunas personas son alérgicas a determinadas sustancias y pueden tener reacciones en la piel. Veamos cómo aliviar esta piel reactiva

Ir más allá con las pieles sensibles:

Las personas con piel sensible suelen estar desesperadas por no poder utilizar los mismos productos que los demás. Compran un montón de cremas, pero no pueden aplicárselas a su piel sensible sin experimentar molestias. Por eso es importante preguntarse si existe un problema de sensibilidad de contacto a un ingrediente específico. Merece la pena enviar a estas personas a realizar pruebas de parche (un método utilizado en dermatología para determinar si una sustancia específica es capaz de provocar una reacción inflamatoria en la piel), en las que se examina con detalle el comportamiento de su piel tras la exposición a alérgenos comunes. Sin olvidar sustancias como los perfumes y los conservantes, que suelen ser los responsables de esta situación.

¿Qué causa la hipersensibilidad cutánea?

Alteraciones hormonales, enfermedad, estrés, ansiedad y fatiga: Todos estos factores intrínsecos contribuyen a desencadenar la hiperreactividad epidérmica. También hay que decir que muchas fuentes extrínsecas pueden provocar una piel sensible. Por ejemplo, el sol, el viento, el frío o los cambios bruscos de temperatura. De hecho, en muchos casos el principal problema es la ruptura de la barrera hidrolipídica de la piel. Cuando la película protectora de la piel se ve comprometida, el estrato córneo, la capa más externa de la epidermis, deja de cumplir su función. Por lo general, su trabajo es mantener todas las cosas malas fuera. Esto significa que con el uso continuado de productos inadecuados, los ingredientes tienen la capacidad de penetrar en la piel y pueden estimular la reactividad inmunitaria. Hasta que esto desencadena la liberación de mediadores inflamatorios de nuestras terminaciones nerviosas: es la activación de la cascada inflamatoria. Así que ese es el sencillo proceso de pensamiento que sigo cuando veo a alguien que se queja de tener la piel sensible.

¿Cómo puedo ayudar a mejorar mi piel sensible?

  • Comer bien

La idea de que somos lo que comemos no siempre es cierta, pero comer bien puede ayudar a reforzar la barrera cutánea. La alimentación para la salud de la piel y la hidratación tiene mucho más impacto que beber agua. Si su piel carece de hidratación, beber agua no es la solución. Los alimentos adecuados pueden ayudar a reconstruir y reforzar la bicapa lipídica, que ayuda a mantener intacto el estrato córneo. Beber agua para hidratar cuando la barrera cutánea está dañada es como verter agua en un colador: hay que tapar los agujeros antes de verter el líquido. Lo ideal son las grasas buenas procedentes de los frutos secos, los aguacates y el pescado azul. También puedes complementarlos con aceite de pescado o linaza, que son ricos en omega 3. Hay muchos complementos alimenticios que pueden ayudarte en tu búsqueda del “bienestar” de la piel

  • Ajusta tu rutina de limpieza para pieles sensibles

El cuidado de la piel sensible comienza con una piel limpia. Sin embargo, un limpiador agresivo puede hacerla más frágil. La limpieza y la exfoliación excesivas son las formas más comunes de dañar la barrera cutánea, ya que la capa exterior protectora se ve perjudicada: incluso el agua sola puede irritarla.

Empiece por cuestionar sus elecciones de limpiadores faciales:

1.¿Utilizas una espuma limpiadora o una doble limpieza? 2.¿Cómo se siente la piel después de la limpieza? 3.¿Prefiere una textura de gel o de crema? Es importante elegir un limpiador suave y sin perfume

  • Llénate de ingredientes reparadores de la barrera

En el caso de las pieles sensibles, algunos ingredientes pueden ayudar a mantener, restaurar y reforzar la barrera cutánea. Por lo tanto, es esencial incluirlos regularmente en su rutina. Las ceramidas son esenciales para la salud de la piel. Mantienen la piel unida y forman una capa protectora. Esto evita la pérdida de humedad y los daños visibles de los factores de estrés ambiental. Pueden utilizarse de día y de noche y son adecuados para todo tipo de pieles. De hecho, incluso las personas con pieles grasas pueden utilizarlas, ya que no sobrecargan la formulación del producto. La niacinamida o vitamina B3 ayuda a reforzar la barrera, ya que aumenta la producción natural de ceramidas. Es un fantástico todoterreno que se tolera muy bien, por lo que la mayoría de la gente puede utilizarlo. También es seguro su uso durante el embarazo y la lactancia. Sin embargo, es importante buscar fórmulas con una baja concentración de niacinamida. La aplicación tópica de ácidos grasos esenciales también es esencial para el buen funcionamiento de la barrera cutánea. En este sentido, actúan principalmente como navajas suizas, reparando la barrera cutánea, al tiempo que nutren y suavizan la textura de la piel seca.

  • Sustituir los humectantes por oclusivos

Los componentes humectantes utilizados habitualmente en los cosméticos, como la glicerina y el ácido hialurónico, atraen y retienen la humedad en la piel. Sin embargo, por desgracia, no pueden curar la barrera cutánea por sí solos. Cuando la temperatura baja, por ejemplo, el uso de ingredientes oclusivos ayudará a crear un sello protector en la piel. De hecho, evitará la pérdida de agua transepidérmica. Busque ingredientes como el escualeno, el aceite mineral, la manteca de karité o la dimeticona, que son mucho más eficaces para retener la humedad durante los meses más fríos.

Xoxo, Elodie, naturópata y coach AIP Paleo.

Fuentes:

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23254724/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24993939/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22928591/

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