Una buena noche de sueño hace un buen día. Pero para algunas personas, la noche puede ser un momento de acontecimientos desagradables. ¿Pesadillas? Peor aún… los terrores nocturnos. Fenómenos que parecen ser paranormales. Pero detrás de esta sorprendente manifestación hay una explicación completamente científica.
Pesadilla o terror nocturno
Según el diccionario Larousse, los terrores nocturnos son parasomnias. En otras palabras, una forma de trastorno del sueño. Una peculiaridad propia de los niños, generalmente entre los 18 meses y los 4 años. Dicho esto, hay algunos casos excepcionalmente raros en adolescentes y adultos. Dicho esto, no hay que confundir las pesadillas con los terrores nocturnos. De hecho, la primera es el resultado de una ansiedad temporal, mientras que la segunda, que es más grave, esconde una angustia real. Además, los terrores nocturnos se producen sobre todo al principio de la noche, entre 1 y 3 horas después de haberse dormido. En cuanto a las pesadillas, se producen al final de la noche.
Signos y manifestaciones
Los terrores nocturnos pueden reconocerse por los siguientes síntomas: ● Gritar, incluso gritar. ● Agitación durante la cual el niño está desorientado y sudando. ● Signos de agresividad. ● Pupilas dilatadas con la mirada perdida. ● Miedo intenso. ● Discurso sin sentido. Por lo general, los episodios duran unos pocos segundos. Pero en casos extremos, pueden durar hasta cuarenta minutos. Los niños que los experimentan, son propensos a ser sonámbulos a partir de los 5 años. También pueden mojar el colchón, y en estos casos, no te sorprendas.
Las causas
En la mayoría de los casos, los terrores nocturnos son hereditarios. Esto significa que los padres también han tenido problemas durante su infancia. Los terrores nocturnos forman parte del proceso de crecimiento y algunos factores pueden desencadenarlos: ● Estrés físico y mental que le produce ansiedad (mudarse de casa, empezar el colegio…) ●Asma. ● Fiebre. ● Falta de sueño o cambio de hábitos de sueño. ● Ciertos medicamentos como los sedantes. ● Detener las siestas.
¿Evitar el terror nocturno?
Para prevenir los terrores nocturnos, es importante pensar en restablecer la rutina habitual de sueño y siesta del niño. De hecho, los casos de fatiga pueden aumentar el riesgo de sufrir episodios. En segundo lugar, es esencial proporcionar a tu hijo un entorno estable, tranquilo y saludable. Además, considere la posibilidad de realizar ejercicios de respiración y de hablar de temas acomodaticios y positivos. Por último, evita las situaciones de estrés.
¿Qué hacer con los terrores nocturnos?
Cuando se produce un episodio, es imprescindible no despertar al niño. Si lo hace, su hijo puede sentirse confundido y temeroso. Si se despierta solo, tranquilízalo con una voz suave. Al día siguiente, evita hablar de lo sucedido, ya que esto hará que se preocupe innecesariamente. Además de estos consejos, también es aconsejable recurrir a productos especializados. Existen varios complementos alimenticios en el mercado. Entre los más eficaces están: ● Solaray Griffonia 5-HTP 50 mg 60 cápsulas, que es el compañero ideal contra la depresión. Éste contiene griffonia simplicifolia, un antidepresivo natural que aumenta los niveles de serotonina aportando serenidad y buen humor. ● Jarabe Léro para niños a partir de 3 años Dormir 125 ml que reduce el nerviosismo y favorece el sueño. Su combinación de ingredientes de origen natural ofrece una relajación ideal para un sueño reparador.