Medicina herbaria para tratar las enfermedades del invierno

El invierno ya está aquí, y con él llegan toda una serie de pequeñas dolencias: resfriados, gripe, dolores de garganta… La mayoría inofensivos, pero muy agotadores . Infórmatesobre losremedios herbales adecuados en el blog de tu farmacia ecológica online.

El invierno y un sistema inmunitario debilitado

¿Qué es el sistema inmunitario?

El sistema inmunitario es una sofisticada red biológica encargada de preservar la integridad del organismo reaccionando ante los desequilibrios internos y las amenazas medioambientales. Compuesto por tres mil millones de células y diez mil millones de bacterias, el organismo debe trabajar en sinergia para mantener una salud óptima. El sistema inmunitario desempeña esta función mediante mecanismos especializados de control y defensa.

Las misiones fundamentales del sistema inmunitario son dos. Identifica y regula los elementos constitutivos del organismo (el “yo”) y se defiende contra los agentes patógenos y las sustancias extrañas (el “no yo”). Detecta las anomalías a través de un conjunto de células y moléculas e inicia las respuestas adecuadas.

La inmunidad se rige por dos principios: la inmunidad innata y la inmunidad adquirida. La inmunidad innata está presente desde el nacimiento y reacciona contra las amenazas genéricas. La inmunidad adquirida, desarrollada a lo largo de la vida, es más específica y adaptable. Durante una exposición inicial a un agente patógeno, el sistema inmunitario reacciona generalmente con lentitud, pero va creando una memoria inmunitaria que acelera y optimiza las respuestas en exposiciones posteriores.

El sistema inmunitario se basa en la identificación de antígenos, que son marcadores moleculares presentes en patógenos y células. Los antígenos pueden desencadenar respuestas inmunitarias específicas, y el reconocimiento de un antígeno como potencialmente peligroso moviliza diversos elementos del sistema inmunitario.

Un mal funcionamiento del sistema inmunitario puede provocar enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus. Además, una respuesta inmunitaria inadecuada puede provocar alergias o inmunodeficiencias.

En resumen, el sistema inmunitario es un mecanismo biológico complejo y adaptativo, fundamental para la defensa del organismo. El buen funcionamiento del sistema inmunitario es crucial para la salud general y puede verse influido por diversos factores, como el estilo de vida y la edad.

¿Cuáles son los componentes del sistema inmunitario?

El sistema inmunitario es la fuerza de defensa del organismo contra agresores como virus y bacterias. Sus agentes activos son tanto celulares como moleculares.

Los glóbulos blancos, o leucocitos, son los principales soldados celulares del sistema inmunitario. Circulan por la sangre, detectan y neutralizan a los invasores. Los linfocitos son un tipo especializado de glóbulos blancos. Desempeñan un papel crucial en la memoria inmunitaria, ya que permiten al sistema responder más rápidamente a amenazas anteriores.

Junto a las células, tenemos moléculas libres, como los anticuerpos. Están especialmente diseñadas para identificar y marcar patógenos para su destrucción. A menudo actúan en sinergia con los glóbulos blancos, guiándolos hacia las zonas infectadas.

Estos linfocitos se dividen en linfocitos T y B. Los linfocitos T atacan a las células infectadas e indican a los linfocitos B que produzcan anticuerpos. Los linfocitos B pueden transformarse en células plasmáticas para producir estos anticuerpos. También almacenan información sobre infecciones pasadas para responder más rápidamente en el futuro.

La médula ósea es la fábrica donde se producen las células sanguíneas. Contiene células madre que se diferencian en varios tipos de células sanguíneas, incluidos los glóbulos blancos.

El sistema linfático es una red de tejidos y órganos que albergan y transportan estas células inmunitarias. Incluye elementos como las amígdalas, el bazo y los ganglios linfáticos.

La piel y las mucosas actúan como barreras físicas, impidiendo que los gérmenes entren en el organismo. Si los gérmenes superan esta primera línea de defensa, moléculas como los anticuerpos y las proteínas del complemento se encargan de neutralizarlos.

En resumen, nuestro sistema inmunitario es una compleja red de células y moléculas que trabajan en tándem para proteger nuestro organismo. Cada elemento, desde los glóbulos blancos hasta los anticuerpos, desempeña un papel crucial en la detección y neutralización de las amenazas para nuestro bienestar.

¿Cuáles son las anomalías del sistema inmunitario?

El término “inmunodeficiencia” se refiere a las anomalías patológicas del sistema inmunitario, más que a una simple debilidad inmunitaria transitoria. Estas anomalías se clasifican en dos grandes categorías: inmunodeficiencias primarias e inmunodeficiencias adquiridas.

Las inmunodeficiencias primarias son el resultado de mutaciones genéticas que afectan a componentes clave del sistema inmunitario, como los glóbulos blancos. Están presentes desde el nacimiento y suelen ser irreversibles. Actualmente se han identificado más de 150 genes implicados en estas deficiencias. Afectan a varias partes del sistema inmunitario, incluida la inmunidad humoral, en la que intervienen los linfocitos B, y la inmunidad celular, en la que participan los linfocitos T.

Las inmunodeficiencias adquiridas, por su parte, se producen como consecuencia de factores externos, como un tratamiento farmacológico intenso o infecciones víricas. Suelen ser más frecuentes que las deficiencias primarias y pueden desencadenarse por enfermedades crónicas como la diabetes o patologías graves como el cáncer. Las inmunodeficiencias secundarias también pueden ser inducidas por fármacos inmunosupresores o terapias como la quimioterapia y la radioterapia.

Los síntomas de la inmunodeficiencia incluyen infecciones recurrentes, graves y prolongadas. A veces se asocian a enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunitario ataca a los tejidos del propio organismo. El diagnóstico se basa principalmente en el análisis de los síntomas y en análisis de sangre específicos. El tratamiento puede incluir antibióticos, inmunoglobulinas y, en casos graves, un trasplante de células madre.

Hay que tener en cuenta que el envejecimiento y ciertas carencias nutricionales, sobre todo de calcio y zinc, también pueden provocar inmunodeficiencias. Algunas deficiencias reducen la esperanza de vida, mientras que otras pueden persistir sin ningún impacto significativo en la longevidad. Por tanto, el cuadro clínico es muy variable y requiere una atención médica personalizada.

¿Cuáles son las causas de una disminución de las defensas inmunitarias?

Son varias las causas que pueden comprometer la eficacia del sistema inmunitario. Las estaciones y sus cambios climáticos tienen un impacto significativo, especialmente en invierno, cuando el aire frío y seco debilita la mucosa nasal, facilitando la penetración de microorganismos patógenos. Además, la reactividad inmunitaria se ralentiza y ciertos virus se vuelven más robustos como consecuencia de las condiciones invernales.

Los factores conductuales y psicológicos, como los cambios en las rutinas diarias, la fatiga, el estrés y la falta de luz natural, también contribuyen a debilitar el sistema inmunitario. La luz solar, en particular, ha sido identificada como un estimulador de la actividad de los linfocitos T, que son cruciales para la inmunidad.

Una vida sana desempeña un papel fundamental en el mantenimiento del sistema inmunitario. Una dieta desequilibrada puede limitar la ingesta de micronutrientes esenciales como las vitaminas C, B6, B9 y B12, y minerales como el zinc. El sueño también regula la inmunidad, y la falta de descanso puede ser perjudicial. Del mismo modo, una actividad física insuficiente puede aumentar la vulnerabilidad a las infecciones.

Determinadas poblaciones son más susceptibles al debilitamiento inmunitario, sobre todo los ancianos y los niños. El fenómeno de la inmunosenescencia en los ancianos aumenta su vulnerabilidad, y los niños están en riesgo debido al desarrollo de su sistema inmunitario.

En resumen, hay una serie de factores ambientales, de comportamiento y demográficos que intervienen en el funcionamiento del sistema inmunitario. La clave de una inmunidad robusta reside en un estilo de vida sano, que incluya una dieta equilibrada, sueño de calidad y actividad física regular. Así que es vital prestar atención a todos estos elementos para mantener un sistema inmunitario eficaz.

¿Cómo se cuida el sistema inmunitario?

Mejorar el sistema inmunitario es una preocupación recurrente para muchas personas. Para conseguirlo, es esencial centrarse en la ingesta de micronutrientes específicos. Vitaminas como la B1, B3, B6, B9 y B12, así como las vitaminas C y D, desempeñan papeles cruciales en la regulación y el refuerzo de la inmunidad. En particular, la vitamina C refuerza la función de la barrera epitelial frente a los agentes patógenos. También interviene en la actividad de las células fagocíticas. Al mismo tiempo, la vitamina D regula la actividad de los macrófagos. Estimula la síntesis de moléculas bactericidas.

La microbiota intestinal, que reside principalmente en la última porción del intestino delgado y en el colon, es también un componente vital de la inmunidad. Ayuda a diferenciar las bacterias patógenas de las comensales y produce sustancias bactericidas. Un estilo de vida saludable y una dieta rica en fibra y probióticos pueden ayudar a mantener una microbiota sana.

En cuanto al aporte vitamínico, la fruta fresca es una excelente fuente de vitamina C, mientras que el pescado azul, como el salmón y la caballa, es rico en vitamina D. La micronutrición también puede utilizarse para complementar una dieta inadecuada. Los complementos alimenticios como Bactivit Défenses e Immurésist pueden proporcionar un apoyo adicional al sistema inmunitario.

Por último, un estilo de vida sano es esencial para reforzar la inmunidad. La actividad física regular, por ejemplo, puede liberar endorfinas y reducir el estrés, un factor conocido por debilitar el sistema inmunitario. Del mismo modo, unas prácticas higiénicas estrictas, como lavarse las manos con frecuencia, pueden minimizar la propagación de agentes infecciosos.

En resumen, reforzar el sistema inmunitario es un objetivo alcanzable mediante una combinación de elecciones alimentarias sensatas, suplementos de micronutrientes y un estilo de vida saludable.

La fitoterapia y el sistema inmunitario

La fitoterapia ofrece una variedad de plantas para reforzar el sistema inmunitario. Estas plantas se dividen en dos categorías principales: adaptógenos e inmunoestimulantes no adaptógenos.

En la categoría de los adaptógenos, el ginseng aumenta la resistencia del organismo dirigiéndose específicamente a los macrófagos y linfocitos. El eleuterococo, a menudo denominado ginseng siberiano, optimiza el esfuerzo físico y la concentración mental. La Rhodiola, una planta muy apreciada por los vikingos, también refuerza el sistema inmunitario.

En cuanto a las plantas inmunoestimulantes no adaptógenas, la equinácea se utiliza tradicionalmente por sus propiedades antibacterianas, antivirales y antiinflamatorias. El musgo de Islandia es eficaz para los problemas respiratorios y también actúa como inmunoestimulante.

Las plantas ricas en vitamina C, como el espino amarillo y la rosa mosqueta, también refuerzan el sistema inmunitario. Otras plantas exóticas como la acerola y el saúco negro también son beneficiosas. Entre las hierbas aromáticas, el tomillo, el romero y la salvia se utilizan habitualmente por sus propiedades inmunoestimulantes.

En las tradiciones asiáticas, setas como el shiitake y el reishi se utilizan para reforzar el sistema inmunitario. Sin embargo, cabe señalar que su eficacia no se ha demostrado científicamente. Fuera del reino vegetal, el propóleo y la espirulina son otras opciones naturales para reforzar el sistema inmunitario.

Cabe destacar que la eficacia de estas plantas varía. Además, no siempre cuentan con un sólido respaldo clínico. Además, dadas las contraindicaciones potenciales y las posibles interacciones farmacológicas, es esencial consultar a un profesional sanitario antes de utilizarlas.

La fitoterapia y el resfriado común

Como tratamiento general para estimular las defensas del organismo, la equinácea es la planta más utilizada para tratar los resfriados. Por lo general, debe :

  • Tomarse en cuanto aparecen los primeros síntomas
  • Tener propiedades antibacterianas y antivirales
  • A falta de datos clínicos suficientes, se desaconseja su uso en niños menores de 12 años y en mujeres embarazadas.
  • También está contraindicado en presencia de enfermedades autoinmunes, inmunodeficiencia, inmunosupresión o patologías que afecten a los leucocitos.

Otras plantas pueden desinfectar las vías respiratorias. Se tratadel eucalipto globulus (hoja), el pino silvestre (yema) y el tomillo (parte aérea). Ingeridas en forma de tisanas endulzadas con miel, estas plantas tienen una acción antiséptica y fluidificante. Estas acciones se deben a los aceites esenciales que contienen.
Para el tratamiento tópico, cuyo objetivo es descongestionar las mucosas nasales, diluir las secreciones y ejercer una acción antiséptica, se pueden utilizar plantas como el tomillo, el orégano, el eucalipto, el pino, el abeto, la mirra y la menta. Estas plantas son ricas en aceites esenciales.

La fitoterapia y los dolores de garganta

Los dolores de garganta, como el dolor de garganta y la faringitis, pueden tratarse con fitoterapia. En este caso, es necesario utilizar varias plantas para combinar los diferentes efectos que se buscan. Algunas plantas tienen una acción antiséptica. Es el caso de las plantas que contienen taninos, como la zarza (hoja), el tormentil (rizoma), la rosa roja (pétalo), el nogal (hoja) y el ciprés (cono), que pueden utilizarse en forma de gárgaras calientes. Tienen una acción antimicrobiana y protectora de las mucosas. Otras plantas, esta vez con aceites esenciales, se utilizan por su acción antibacteriana. Se trata del pino silvestre (yemas), el abeto (yemas),el orégano (sumidad florida), el tomillo (hoja y sumidad florida) y la salvia (hoja).

También se pueden utilizar plantas calmantespara tratar el dolor de garganta: el caldo blanco (flor marchita), el malvavisco (raíz) y la malva (hoja o flor). El mucílago que contienen es soluble en agua. Cuando se absorben lentamente o se hacen gárgaras, cubren las mucosas con una película protectora.
Por último,el erísimo (hoja y sumidad florida), el regaliz (órganos subterráneos), la caléndula (sumidad florida), la matricaria (sumidad florida) y el llantén (hoja) también pueden utilizarse por sus propiedades antiinflamatorias.

La fitoterapia y los estados gripales

La fitoterapia puede ser una buena solución para tratar los estados gripales, siempre que el tratamiento se inicie en cuanto aparezcan los primeros síntomas. La clave está en estimular el sistema inmunitario y tratar la fiebre y la tos. Para estimular las defensas del organismo, se recomiendan 4 plantas:equinácea, ciprés, acerola y rosa mosqueta. La fiebre se trata con plantas febrífugas como el sauce (corteza), la ulmaria (sumidades floridas) y la quina (corteza y tallo). También se utilizan plantas sudoríficas como el saúco (flor) y la tila (inflorescencia).

Por último, para tratar la tos se pueden utilizar plantas mucíferas como el caldo blanco, el malvavisco, la malva y la violeta (flor). También son útiles las “especies pectorales”, que son una mezcla a partes iguales de malva, malvavisco, caldo blanco, uña de caballo, pie de gato, violeta y flores de amapola. También se puede utilizar agua de drosera o de laurel cerezo.

Para más información, no dudes en consultar a tu médico. En fitoterapia, es muy importante recordar tu historial médico para identificar posibles contraindicaciones. También es importante recordar que hay que tomar el tratamiento en cuanto aparezcan los primeros síntomas para que sea eficaz, y que incluso con las plantas puede haber contraindicaciones, por eso es tan importante pedir consejo al equipo de la farmacia o a tu médico, y prestar atención a la posología y a la forma de preparar las plantas (infusión, maceración, decocción, etc.).

Fuentes

  • https://www.cea.fr/comprendre/Pages/sante-sciences-du-vivant/essentiel-sur-systeme-immunitaire.aspx#:~:text=%E2%80%8BEl%20sistema%C3%A8me%20inmunitario%20permite,que%20esté%20en%20buena%20salud%C3%A9.
  • https://cancer.ca/fr/cancer-information/what-is-cancer/immune-system
  • https://www.msdmanuals.com/fr/accueil/troubles-immunitaires/biologie-du-syst%C3%A8me-immunitaire/immunit%C3%A9-inn%C3%A9e
  • https://fr.wikipedia.org/wiki/Syst%C3%A8me_immunitaire
  • https://www.passeportsante.net/fr/Maux/Problemes/Fiche.aspx?doc=renforcer_systeme_immunitaire_pm
  • https://www.msdmanuals.com/fr/accueil/troubles-immunitaires/d%C3%A9ficits-immunitaires/pr%C3%A9sentation-des-d%C3%A9ficits-immunitaires
  • https://www.vidal.fr/maladies/voies-respiratoires/grippe/phytotherapie-plantes.html
  • https://www.passeportsante.net/fr/Actualites/Dossiers/DossierComplexe.aspx?doc=10-plantes-qui-renforcent-immunite

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